#TrabajoSocialEsCienciasSociales
Desde el año pasado el Ministerio
de Educación arrancó un gran proceso de reestructuración en la evaluación y
acreditación de las diferentes carreras ofertadas en el país, de acuerdo a lo
prescrito por La Clasificación Internacional Normalizada de la Educación (CINE),
órgano de la UNESCO, que tiene como fin facilitar la comparabilidad
internacional de las estadísticas de educación, lo que plantea una
categorización estándar de las diferentes áreas del conocimiento para su
monitoreo.
Esta establece unos niveles
educativos que van de cero a ocho, siendo el nivel 6 referente al
universitario, el 7 a especializaciones y maestrías y el 8 a doctorado. Divide
la orientación de los programas educativos profesionales (Educación terciaria)
en niveles académicos y profesionales, sin embargo, la UNESCO reconoce que no
cuenta con una precisión exacta de los
términos y la distinción de la orientación en los campos de educación (Ejemplo:
Ciencias Sociales, Comunicación y Periodismo; Salud y Bienestar).
Una de sus disposiciones pretende
desarrollar la clasificación jerárquica de tres dígitos asociada con los campos
de educación y capacitación, en la actualidad hay 25 campos de educación
estructurados en torno a 9 grupos amplios. Al momento de clasificar los
programas interdisciplinarios (caso que puede ser aplicado al Trabajo Social) o
multidisciplinarios, recomiendan aplicar la regla de la “mayoría”, es decir,
asignarlos al campo de educación al que los estudiantes le dedican la mayor
parte de su tiempo.
De acuerdo a lo anterior,
clasifica al Trabajo Social en el Área de Salud y Servicios Sociales por
realizar labores de asistencia a minusválidos, asistencia a la infancia,
servicios para jóvenes, servicios de gerontología entre otros. Desconoce los
diferentes campos de acción, investigación e intervención que desarrolla dicha
profesión, incluso, se podría entender que altera el objeto de estudio del
Trabajo Social, desechando su proceso de construcción disciplinar y
considerando arbitrariamente que la consecución del bienestar social solo se
puede realizar desde un accionar práctico orientado por los servicios
asistenciales.
Bajo este contexto, el Ministerio
de Educación Nacional (MEN) profiere la Circular 079 que modifica la
composición y estructura de las salas de evaluación de la Comisión Nacional
Intersectorial de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior
(CONACES), acorde a la clasificación CINE. Es decir CONACES como comisión
encargada entre muchas cosas de la evaluación de la calidad de los programas académicos y la emisión del
concepto de procedencia del otorgamiento o renovación del registro calificado,
se regirá bajo los lineamiento de la clasificación CINE para las anteriores
labores.
Es así que la Circular 079 remueve al
Trabajo Social de la Sala que evalúa a las Ciencias Sociales, y lo traslada a
la Sala de Salud y Bienestar:
Estas disposiciones son
totalmente descontextualizadas con las realidades del Trabajo Social, ya que
ignora su amplio campo disciplinar y profesional, desconociendo su carácter
latinoamericano que se ha desarrollado desde la Educación Popular, Laboral,
Ambiental, Gestión de Riesgos, Organización Social y Comunitaria, Liderazgo y
Gestión Pública, Políticas Públicas y Sociales, Trabajo con Grupos, Comunidades
e Individuos; y finalmente en el Área de la Salud, siendo éste uno de los
tantos campo de acción que tienen los y las trabajadores/as sociales.
Por otro lado, los planes de
estudio en las diferentes Unidades Académicas del país no están diseñados para
atender solamente el área de salud, por el contrario están fundamentados
principalmente desde las Ciencias Sociales. La nueva clasificación del Trabajo
Social traería una reestructuración epistemológica dentro de los planes de
estudio, poniendo en riesgo una profesión que el 22 de Octubre cumplió 80 años
de existencia en Colombia y que ha trabajado incansablemente por la defensa de
los derechos humanos, la participación ciudadana, la justicia social y el
reconocimiento de las minorías. Papel fundamental en el contexto de conflicto
armado y construcción de paz.
El proyecto profesional del
Trabajo Social como podemos ver, ésta centrado en las ciencias sociales y humanas,
razón por la cual, resulta absurdo que el Ministerio de Educación realice estas
acciones de manera arbitraria y sacadas de contexto, pasando por encima de la
autonomía universitaria, de la vocación y aportes que ésta profesión ha
desarrollado a lo largo de su historia.
A pesar que la presente situación
resulta totalmente preocupante, lamentablemente no es la única realidad que
afecta al Trabajo Social. La proliferación de técnicos, tecnólogos y
profesionales en T.S es igual de alarmante, produciendo una titulación
acelerada en detrimento de la calidad académica y formación profesional. Es el
caso de la Escuela de Trabajo Social en la Universidad Minuto de Dios, donde se
realizan 3 niveles –semestres- en un año; o lo que ocurrió recientemente con el
SENA cuando fue publicado el Técnico en Trabajo Social y Comunitario.
La desfinanciación estructural de
la educación pública afecta directamente las Unidades Académicas de Trabajo
Social en la Universidad Nacional, de Antioquia, del Valle, en la Industrial de
Santander, en el Colegio Mayor de Cundinamarca, donde cada vez más existen
recortes presupuestales, profesores ocasionales, hacinamientos en clases,
anualización de materias. Dicha desfinanciación no afecta exclusivamente al
Trabajo Social, tocando a todas las ciencias sociales humanas en general.
El fin de las humanidades parece
cada vez más cerca, teniendo en cuenta hechos ocurridos en el 2015 cuando el
Gobierno Japonés anunció que eliminará
programas de humanidades y ciencias sociales en universidades. Lo que significa
que las universidades reducirán amplia o completamente los programas señalados
en esas áreas académicas, lo cual hará que temas como economía, leyes,
literatura, sociología y ciencia política no sean enseñados a los
universitarios. En ese mismo año de los 189 programas de doctorado que
concursaron para recibir becas de Colciencias en el país, que permiten
financiar a los estudiantes, sólo 40 pasaron la evaluación preliminar. Ninguno
corresponde a ciencias humanas.
La tendencia internacional y
nacional le está apostando a la tecnificación del conocimiento, desde una
visión productivista. Donde las ciencias sociales y humanas pasan a un segundo
plano, dando prevalencia a las denominadas ciencias duras. Bajo el presupuesto
de que el crecimiento económico, el desarrollo y la tecnología son los avatares
de la sociedad. Lo que preocupa en un país que se acerca al pos-acuerdo en
donde se requerirá profesionales que le hagan frente a procesos de
reconstrucción de tejido social y construcción de paz.
Lo que ocurre con el Trabajo
Social actualmente, es sólo la punta del Iceberg de una gran crisis que se
viene para las ciencias sociales.