El
Ministro Rafael Pardo radicó hace unos días un proyecto de ley para crear un
seguro de desempleo en Colombia, sin embargo para su financiación no se contempla
un aumento de aportes por parte de los contratantes ni del gobierno lo cual
hace que dicho seguro se subsidie íntegramente por los trabajadores y las cajas
de compensación.
El
desempleo ha sido un problema constante en Colombia, las organizaciones de empresarios
atribuyen este problema a la baja productividad y al elevado costo de la mano
de obra, por lo cual siempre han intentado eliminar los derechos laborales y
los sindicatos.
Ahora
bien hace unas semanas se radicó un proyecto de ley que busca crear un subsidio
de desempleo, dicho proyecto se da en el marco de un boom de créditos de consumo
en los estratos más bajos. Dicho subsidio está planteado para que ni las
empresas, ni el gobierno pongan un centavo por lo cual plantea una reforma al
sistema de regalías.
Las
cesantías están destinadas para su uso en caso de desempleo, para comprar
vivienda y educación superior, sin embargo con esta nueva ley dicho ahorro se
divide en 2 partes cada una del 50% una de las partes estará destinada únicamente
para el seguro de desempleo y la otra seguirá el régimen de cesantías normal,
lo cual muestra que a menos que un trabajador este empleado hasta su jubilación
tendrá la mitad de oportunidades de adquirir vivienda o darle educación a sus
hijos.
En
la exposición de motivos del proyecto de ley, se muestra que la preocupación
del gobierno surge del aspecto macroeconómico, por lo cual plantean que un
seguro de desempleo se convierte en una política contra cíclica pues mantiene
el gasto en épocas de desempleo, sin embargo al ver fundamentalmente los
problemas económicos del desempleo no lo abordan desde un perspectiva social lo
que hace que pongan toda la responsabilidad en los trabajadores.
Lo
anterior deja ver que el seguro de desempleo está pensado para proteger al
sector financiero de un posible incumplimiento de créditos por parte de los
trabajadores y que en ningún momento constituye un beneficio para los
trabajadores ni sus familias. Otra vez se muestra que nada es gratis en el
capitalismo y que con migajas el gobierno y la burguesía pretenden calmar el
inconformismo
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