28 de febrero de 2017

LA CIUDAD ES NUESTRA…¿Revocatoria o MIEDO?



 

¿Por qué continuar con un alcalde que gestiona nuestro espacio público como espacio privado y para el negocio?, ¿para qué continuar con un alcalde que propone una ciudad en la cual no me puedo encontrar con la y el otro? Y finalmente, ¿cómo seguir con un alcalde que hace de la administración de nuestra ciudad su propio negocio? 
S.E.

A Peñalosa nos lo aguantamos una vez en el 98,  con amplias  “políticas fiscales” de aumento del gasto público en la construcción de los necesarios bolardos,  cada bolardo a centímetros del otro, viendo en ellos el comienzo de su política para recuperar el espacio público. Hoy después de 18 años, sus políticas no han cambiado y un año de gobierno fue suficiente para ver que su proyecto se queda en la ciudad como su propio negocio. 

Primero partimos de lo público desde el territorio, donde políticas de despojo como la gentrificación han sido una constante,  como lo muestra la intervención en el Bronx y sus alrededores dando prioridad al Plan Centro están desplazando muchas familias, en un proyecto de intervención privada de largo plazo, teniendo en cuenta claro, el desplazamiento a la fuerza de los habitantes de calle por el resto de la ciudad, en los caños, en muchos más barrios, dejando de lado el tratamiento de estas personas por medio de políticas públicas, llegando al uso extremo de la violencia por parte del Estado para erradicar a  los habitantes de calle.

Dos, más allá de perspectivas ambientales y la afectación a espacios como la reserva Vander Hamer, por qué el proyecto de expansión de ciudad de Peñalosa sigue siendo la construcción en las periferias. Poco importa que la gente hoy se demore más de dos horas de su casa al trabajo, por el contrario a ello se suma una propuesta de aumentar el costo del transporte. Qué tal si a esto se agregan los impactos ambientales de arrazar con una reserva como esta.

Tres, con la idea de recuperar el espacio público, para que la gente “lea un libro al aire libre, tome fotos y ande en bicicleta” el alcalde ha desalojado a la fuerza  a los vendedores ambulantes de diferentes puntos de la ciudad,  en la calle 72,  en la calle 19, en el centro, la Plaza de Bolívar, Ricaurte, en los alrededores de los centros comerciales Centro Suba y Subazar, entre las carreras 91 y 92 con calle 145, y el parque de los Periodistas. Poco han importado unas cifras de desempleo altísimas y un subempleo que facilmente es 10 veces mayor, condición que lleva a la gente a rebuscarse el sustento diario vendiendo dulces o lo que encuentren en espacios como la calle y el servicio público; de hecho la intervención oficial del Distrito para “recuperar” el espacio público hasido la fuerza, sin que medien alternativas reales para que la gente trabaje en condiciones “formales”.

"Es un camión enorme con muchos policías adentro dispuestos a robarte toda la mercancía. Yo apenas los veo, corro. ¿Qué más puedo hacer? ¡Tengo 75 años! Yo ya no sirvo para trabajar en otra cosa, para eso están los jóvenes". Así, relata doña Carmen la situación que vivie diariamente .
Cuatro, el centro de Bogotá puede estar llegando a una burbuja inmobiliaria que podría explotar, los precios siguen aumentando mientras las condiciones siguen siendo las mismas; el economista y profesor universitario Joseph Stiglitz afirma que “una burbuja se define como la presencia de precios altos, explicados únicamente por las expectativas de los inversionistas sobre un alto precio de venta en el futuro y no por sus fundamentales”.

Ahora, desde la perspectiva de las instituciones públicas,  se centra en la privatización de estos activos, como está pasando con la ETB y la empresa de energía de Bogotá, para financiar sus promesas de una Bogotá a su imagen y semejanza. A pesar de contar con rendimientos positivos dichas empresas tienen ahora, bajo la mirada de “Kike”, una función social de permitir reditos por medio de su venta para proyectos de gobierno, abandonando su función pública, que entre otras permite que se redistribuya la riqueza y se garantice el acceso a derechos esenciales de los bogotanos como se hace en parte con las tarifas bajas que la ETB cobra a los estratos 0 y 1. Por la gestión de estos servicios públicos no se rige exclusivamente por el principio de rentabilidad económica, sino por principios de reparto necesario y suficiente, para cubrir necesidades sociales.

Resulta apenas consecuente, como respuesta a estos proyectos del gobierno distrital una condición de ingobernabilidad, sumarse a las movilizaciones de los vendedores ambulantes, a las firmatones por la revocatoria de “Kike”, a las marchas anti taurinas, a las movilizaciones estudiantiles por presupuesto para la educación. Apostando por el emplazamiento de las políticas de un alcalde que hace de la administración de nuestra ciudad su propio negocio

 

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26 de febrero de 2017

LIBERTAD PARA MATEO; COMUNICADO DE SUS PADRES






La imagen puede contener: una o varias personas y textoCOMUNICADO A LA OPINIÓN PÚBLICA

Como padres de Mateo Gutiérrez León deseamos manifestar lo siguiente respecto a su captura, el pasado jueves 23 de febrero de 2017.
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20 de febrero de 2017

SITUACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE CUNDINAMARCA





Girardot, 15 de febrero de 2017

Movimiento Autónomo Estudiantil (MAEUDEC)

El día 9 de febrero del presente año a las, aproximadamente 9 am, los estudiantes de la universidad de Cundinamarca seccional Girardot manifestaron su inconformidad, por medio de un pupitrazo y una marcha pacífica (foto1) frente al recorte presupuestal de 3800´000.000 pesos M/C al alma mater en general, así lo informó el periódico el tiempo el día 6 de diciembre de 2016 “CUNDINAMARCA TENDRÁ UN PRESUPUESTO PARA 2017 DE $ 2,5 BILLONES" . La Secretaría de Educación contará con $ 114.884 millones más que en el 2016. Sin embargo, la Universidad de Cundinamarca tendrá una reducción de 3.800 millones de pesos.
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18 de febrero de 2017

La “batalla de Stalingrado” se librará en Ecuador

Por: Atilio Borón

Manifestantes de Alianza País en Ecuador
El domingo 19 de febrero un hermoso y entrañable país de Sudamérica será el escenario de una decisiva “batalla de Stalingrado”. Como se recordará, la que tuvo lugar en aquella ciudad rusa fue la que produjo el vuelco de la Segunda Guerra Mundial. Si Stalingrado caía los aliados serían despedazados por el ejército nazi; si, en cambio, la ciudad resistía el asedio, como lo hizo, las tropas hitlerianas jamás repondrían fuerzas y se encaminarían hacia su inexorable derrota. La propaganda norteamericana dice que este punto de inflexión en la guerra se produjo con el desembarco de Normandía, pero eso es un invento de Hollywood que no resiste la confrontación con los datos duros de la historia. La Segunda Guerra Mundial se decidió en aquella ciudad rusa, misma que puso en marcha la contraofensiva del Ejército Rojo que llegó hasta el corazón mismo del régimen nazi: Berlín.
Conscientes de que con una derrota de Alianza País en el Ecuador la derecha continental tendría las manos libres para asfixiar a Bolivia y provocar una nueva versión de la “revolución de colores” en Venezuela-al estilo de los sangrientos episodios desencadenados en Libia y Ucrania- sus personeros, lenguaraces y activistas se dejaron caer con todas su fuerzas en Ecuador para librar la guerra de la desinformación, propalar mentiras, lanzar tremebundas acusaciones contra el gobierno e infundir la sospecha y el desencanto en la población. El objetivo excluyente: impedir que Lenin Moreno, el candidato presidencial de AP, pueda alcanzar el 40 % de los votos y, de ese modo, con una diferencia mayor al 10 % en relación a su perseguidor, ser ungido como nuevo presidente. Para satisfacer este turbio designio Washington y Madrid despacharon al Ecuador un ejército de pseudo-periodistas, una ponzoñosa canalla mediática que ha venido desempeñando + Esos sujetos ocultan su verdadera condición de militantes rentados de la derecha (¡espléndidamente remunerados, por cierto, porque no trabajan gratis!) y su inescrupulosidad y desfachatez no tiene límites. En su revelador libro el ex agente de la CIA, John Perkins, habla de la absoluta frialdad con que se planeaban y ejecutaban los más atroces crímenes obedeciendo sin ninguna clase de reparo moral las instrucciones procedentes de Langley.  Del mismo modo, los crímenes comunicacionales de la canalla mediática con aún más grave, porque son verdaderas armas de destrucción masiva. Los killers de la CIA matan selectivamente, a uno, dos o tres; el terrorismo mediático hiere mortalmente la conciencia de millones y los induce, con sus mentiras y sofisticadas manipulaciones, a elegir gobiernos que a poco andar practicarán un lento, silencioso pero eficaz genocidio de los pobres, los indígenas, los viejos, los jóvenes privados de educación y trabajo. En suma, acabar con toda esa población “excedente” que según nuestras clases dominantes son la lacra que impidió que los países latinoamericanos o caribeños sean como Suiza, Alemania o mismo los Estados Unidos. En tiempos de la última dictadura cívico-militar argentina sus voceros declaraban, sin disimulo, que en ese país sobraban por lo menos diez millones de habitantes; esa convicción también está presente en el gobierno actual, sólo que no se lo declara abiertamente y que el número de los sobrantes, probablemente, sea todavía mayor. Y lo mismo hemos escuchado en Brasil, en Colombia y en tantos otros países de Nuestra América. Lo que la canalla mediática hizo en todos estos países contraría todas las normas de la ética, no sólo periodística. En el caso argentino mintieron alevosamente asegurando que el hecho de que el candidato Mauricio Macri estuviese procesado por haber solicitado “escuchas ilegales” para nada ensuciaba su buen nombre y honor o lo inhabilitaba para su postulación presidencial. Y ya instalado en la Casa Rosada potenciaron su inmoralidad al blindarlo mediáticamente a pesar de estar involucrado en numerosas empresas denunciadas en los Panamá Papers y en los archivos de las Bahamas, lo que en otras latitudes ocasionó la renuncia de varios jefes de estado y altos funcionarios acusados de evasión fiscal y lavado de dinero.
Esa plaga está subrepticiamente actuando en Ecuador, ocultando sus verdaderos designios detrás de una supuesta condición de “periodista independiente.”  Gentes entrenadas en Washington (los famosos cursos de “buenas prácticas”), habilísimas en formular preguntas capciosas, sembrar el desánimo y potenciar hasta el infinito los problemas con que tropieza la gestión del gobierno de Rafael Correa que, como cualquier otro, tiene un mix de aciertos y desaciertos. Todo esto tiene su génesis en la radical transformación involutiva de la naturaleza y función del periodismo. Su naturaleza: por el tránsito del pluralismo de medios a los fenomenales niveles de concentración existentes hoy día. Su función: si en el pasado era ser el dispositivo que permitía diseminar información en la naciente sociedad de masas, con la crisis de la dominación capitalista producida por la irrupción de vigorosas fuerzas contestatarias –movimientos obreros, campesinos, indígenas, estudiantes, mujeres, jóvenes, ecologistas, organizaciones defensoras de derechos humanos, etcétera- su función cambió radicalmente. En ausencia -o ante la debilidad- de partidos de derecha competitivos (acostumbrados a encumbrarse en el gobierno de la mano de los golpes militares) los medios de comunicación hegemónicos pasaron a ocupar ese lugar, fenómeno éste precozmente detectado por Antonio Gramsci en sus escritos desde la cárcel. En ausencia de tales partidos, los medios toman su lugar y cumplen la función que les es propia: organizan, “educan”, movilizan a amplios sectores de nuestras sociedades, siempre detrás de un programa conservador convenientemente edulcorado, pero sin despertar las sospechas que suscita el activismo partidario porque en el imaginario popular la prensa es “independiente” e inmune a los intereses y las intrigas políticas. Que esos medios se convirtieron en un arma formidable de dominación burguesa lo atestiguó, hace algunos años, un militar de alto rango del Pentágono cuando, en una audiencia ante el Senado de los Estados Unidos, lanzó una fatídica advertencia: “en nuestros días –dijo- la lucha antisubversiva se libra en los medios, no en las selvas o en los suburbios decadentes del Tercer Mundo.” Y los gobiernos progresistas y de izquierda de América Latina, aun los más moderados, son todos percibidos como ladinos y arteros instrumentos de la subversión.
Por eso estamos en guerra, Ecuador está en guerra. Una guerra silenciosa pero cargada de violencia; una guerra de desinformación, de ocultamiento, de mentiras hábilmente maquilladas y que son vendidas bajo la apariencia de verdades objetivas e irrefutables. La meta que persigue es distorsionar la percepción de la realidad para generar una respuesta inconsciente de la ciudadanía que estigmatice al candidato de AP y descalifique los diez años del gobierno de Rafael Correa. Ocultar o, cuando esto no fuese posible, minimizar todo lo bueno que ha sido hecho y agigantar y machacar a diario, hora tras  hora, minuto tras minuto, sobre  los supuestos “fracasos” del gobierno saliente, sus problemas o sus desaciertos. La reciente denuncia en contra del candidato a la vicepresidencia, Jorge Glas, es un ejemplo contundente de lo que venimos diciendo. Es una operación que en América Latina se ha repetido hasta el cansancio en los últimos tiempos, con adaptaciones locales para darles una cierta verosimilitud. Este tipo de mentiras y falsedades se utilizaron masivamente en la campaña presidencial de la Argentina en el 2015 y en contra de Evo Morales en el referendo boliviano del 2016. Y es moneda corriente en el ataque al gobierno de Nicolás Maduro en los últimos tres años. Nada nuevo. Es lo que en la jerga de la CIA se conoce como “SOP” (standard operating procedures) a la hora de desestabilizar un gobierno o desprestigiar un candidato o una fórmula que es vista como una amenaza  a los intereses de los Estados Unidos y la derecha vernácula. Esta carroña mediática es digna heredera de Joseph Goebbels, quien fuera Ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del régimen nazi. Con un atenuante: por lo menos el alemán declaraba explícitamente que lo suyo era hacer propaganda; sus émulos actuales, en cambio, posan de “periodistas objetivos e independientes” pero lo que hacen es mentir, difamar y manchar la dignidad de las víctimas de su labor. Mediante esta guerra de desinformación se trata de presentar a la oposición como democrática e, inclusive, “progresista” para engañar al electorado y acabar con la obra iniciada hace una década y que cambiara, para bien, la fisonomía social del Ecuador. Si estos agentes del engaño y la mentira llegaran a salirse con la suya y lograran que el pueblo le abriera las puertas a la derecha, el retroceso social, económico y cultural que sufriría este país sudamericano sería inmenso. A esta involución se le agregaría un ejemplar escarmiento, para que nunca más a las ecuatorianas y los ecuatorianos se les vuelva a ocurrir tener un gobierno como el de Rafael Correa. Un gobierno que todavía hoy rechaza con valores humanistas y con patriotismo las intensas presiones del imperio para que le ponga fin al asilo diplomático concedido a  un personaje como Julian Assange, quien con sus revelaciones a través del Wikileaks permitió que el mundo viera como Washington nos miente, vigila y extorsiona a nuestros gobiernos a través de miles de tentáculos. Si la Alianza País fuese derrotada nadie daría un centavo por la vida de ese valiente luchador que junto con Edward Snowden y Chelsea Manning descorrieron el telón que ocultaba las manipulaciones y los crímenes del imperio. Y tras cartón la base de Manta volvería a ser ocupada por las tropas estadounidenses.
Para los escépticos, para quienes crean que estamos exagerando, basta con examinar lo ocurrido en la Argentina, en donde este engaño inducido por el “periodismo independiente” hizo posible el triunfo del actual gobierno y el desencadenamiento de la debacle económica actual: caída del PIB, inflación descontrolada, brutal deterioro del salario, cierre de fábricas y comercios, despidos masivos,  aumento del desempleo e incrementos exorbitantes de los precios de la electricidad, el gas, el agua y el transporte La oligarquía mediática fue un instrumento poderosísimo al servicio de los monopolios y los sectores adinerados y del privilegio. Por eso insistimos en la urgente necesidad de que los ecuatorianos se pongan en guardia ante el canto de sirena de esos “pseudos periodistas”, hagan oídos sordos a sus prédicas de la necesidad de un cambio y miren al Sur, vean lo que está ocurriendo en la Argentina y lo que se esconde bajo la inocente invocación de que cambiemos. En su ingenuidad y falta de conciencia política millones en la Argentina creyeron en el cambio prometido -sin preguntarse cambiar qué, cómo, en qué dirección, bajo qué liderazgo- para encontrarse, de la noche a la mañana, en medio de un naufragio. El gobierno de Rafael Correa puede haber incurrido en yerros y desaciertos, como cualquier otro en este mundo. En medio siglo de profesión como politólogo jamás pude encontrar un solo gobierno que estuviera exento de yerros, equivocaciones e inclusive de variables niveles de corrupción. Si según el Papa Francisco estos problemas atribulan inclusive al Vaticano -que como recordaba mordazmente Maquiavelo era lo más parecido a un estado perfecto porque gozaba de la protección directa de Dios- sería absurdo pensar que el Ecuador podría estar libre de esos vicios. La diferencia es que en este país es el propio gobierno quien los denuncia penalmente, mientras que en otros países sudamericanos los gobiernos los encubren y le brindan protección judicial y mediática a los corruptos. El caso de Brasil es de una elocuencia inigualable al respecto. Para concluir: hecho el balance que cada ciudadana y ciudadano debe hacer concluirá sin duda que los aciertos del gobierno ecuatoriano en los últimos diez años, tanto en el plano nacional como en el internacional superan con creces los desaciertos en que haya incurrido. Y ese es el quid de la cuestión y la razón por la que, en toda América Latina, esperamos que el pueblo ecuatoriano vote por la continuidad del gobierno de la Alianza País y se abstenga de dar un salto al vacío como el que dieran los argentinos inducidos por la malignidad de la plaga mediática que hoy asola al Ecuador.
Tomado de: Cuba Debate

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