16 de noviembre de 2015

Veamos la tragedia más allá de París

Resultaría insensato no rechazar lo sucedido en París el viernes bajo la excusa de que eso sucede todos los días en el mundo y nadie dice mayor cosa. Sin embargo, los ataques terroristas de la semana pasada dejan mucho que lamentar, no sólo por las más de ciento treinta victimas mortales que resultaron de aquellos ataques sino por la respuesta que estas acciones generarán en la población de Oriente Medio.

El cubrimiento mediático que se le ha dado a los ataques en Francia da muestra de lo terrible de la tragedia, tanto así que los periodistas no desaprovechan la oportunidad de hacer llamados a la paz, de mostrar el lado más trágico de la guerra, de abogar por el respeto a las vidas, que es algo que no estaría mal si lo hicieran todos los días mientras reportan la guerra en Siria que a lo largo de cuatro años ha dejado más de 200 mil muertos, pero en el caso de Siria no hay mayor reacción por parte de nadie.

Sí, lo de Francia es trágico, tan trágico como lo de Siria, sería atrevido decir que las muertes civiles de un día son más graves que las muertes de civiles de cuatro años o viceversa, la manera en que los medios del mundo hacen un cubrimiento diferenciado de ambas tragedias es una clara muestra de que para ellos hay muertos que deben llorarse y otros que deben ignorarse o hasta aplaudirse. Es decir, los muertos del Estado Islámico en Francia son producto de una religión intolerante y extremista mientras los muertos de Siria son producto de los daños colaterales que supone la guerra contra el terrorismo y por la democracia, lo que los grandes medios de comunicación buscan, a fin de cuentas, es posicionar a un enemigo para hacer legítimo un ataque en su contra, así eso suponga que también muchas vidas civiles se pierdan en medio de la confrontación.

Pero es necesario ver la tragedia más allá de lo ocurrido el viernes, porque sus consecuencias ya son evidentes. En primer lugar, Francia cierra sus fronteras, en el G20 se habla de más controles para los inmigrantes que lleguen a Europa desde Oriente Medio, y la aviación francesa realiza el mayor ataque aéreo sobre una ciudad siria buscando acabar con los principales líderes del Estado Islámico. Según la ONU el número de sirios que ha salido del país durante el último mes fue de 120 mil y advierten que con la nueva arremetida militar desatada por los sucesos del viernes es más que obvio que las cifras tanto de víctimas mortales como de desplazados aumentarán, y si el problema de los refugiados ya era delicado hasta hace dos semanas, la situación no parece mejorar de aquí en adelante, la derecha europea culpa a los refugiados de lo ocurrido en París y no sólo exige que no se permita el ingreso de un refugiado más sino que también plantean la deportación de todos ellos a sus países de origen. 

Foto: EFE
Sobra señalar que en ningún caso las puertas abiertas de los países europeos para los refugiados de Oriente Medio son la solución ideal para este problema, como decía un niño Sirio refugiado mientras lo entrevistaban “Ustedes sólo detengan la guerra en Siria y nos iremos a casa”, quizás así, deteniendo la guerra en Siria sea la única manera de evitar que hechos lamentables como los que suceden todos los días en Siria y los que sucedieron el jueves y el viernes en Beirut y París respectivamente. Porque mientras haya quien quiera controlar el paso de petróleo por Siria, occidente siempre tendrá allí a un enemigo que atacar y eso generará odios y deseos de retaliación en la población

A manera de reflexión acerca de lo ocurrido el fin de semana vale la pena decir que no es necesario esperar de nuevo a que la conmoción que genera la guerra cuando llega al primer mundo nos haga caer en cuenta de que el resto del mundo también la pasa mal.

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13 de noviembre de 2015

MUJERES CONSTRUCTORAS DE PAZ: APROPÓSITO DEL ESPECIAL DE LA REVISTA SOHO



MUJERES CONSTRUCTORAS DE PAZ: APROPÓSITO DEL ESPECIAL DE LA REVISTA SOHO


Varias han sido las voces de protesta que ha despertado el nuevo especial de SOHO sobre la Paz en su nueva edición como un homenaje a la reconciliación, en donde muestran a una supuesta ex guerrillera de las FARC con una ex investigadora del DAS. La indignación radica en que resulta complejo como los medios de comunicación distorsionan el papel de las mujeres en este nuevo proceso de paz, entonces, se les muestra como un pedazo de carne y se les hipersexualiza, dejándolas en la trivialidad del morbo y el lucro, reafirmando imaginarios que las muestran como material de consumo. Así se invisibiliza los esfuerzos de las mujeres por ser sujetas políticas, críticas y propositivas en la construcción de paz. 

Desde el REBELDE M.A queremos rechazar a los medios patriarcales, que reafirman aquellas relaciones de subordinación y dominación en la mujer. Creemos que ellas son sujetas fundamentales en la sociedad y van más allá de unas tetas y culos. Son sujetas de derechos, políticas, rebeldes que le han aportado a la construcción de un país en paz, democrático. Por ello resulta fundamental para nosotros hablar de aquellas mujeres que en su día a día y con su trabajo cotidiano han aportado a las transformaciones de Colombia. Sabemos que hay un sin-número de mujeres constructoras de paz, pero haremos alusión a algunas de ellas, sin la intensión de acallar a las muchas existentes. 

María Zabala



En 1988 a María le matan a su esposo y es desterrada de sus tierras en compañía de sus 9 hijos hacia Montería. Al ser desplazada por la violencia, llega a un barrio de invasión de esta ciudad, donde se encontraban muchas mujeres en su misma situación. Pasados los años, ella consigue trabajo en PRODESAL como asesora y en la Corporación María Cano, donde surge la posibilidad de adjudicar unas tierras del INCORA con subsidio de 70%. En compañía de 15 mujeres, optan por esta oportunidad y se trasladan a una finca de 128 hectáreas, a la que llaman El Valle Encantado. Allí deben convivir con los actores armados, específicamente con estructuras paramilitares de” Don Berna”, un día este paramilitar se lleva a todos los jóvenes de la finca para reclutarlos, pero por presiones de las mujeres son devueltos. Ahora ellas se han apropiado de su territorio, cultivándolo y resistiendo a través de los años a los actores armados y al olvido del Estado colombiano.

Maritze Trigos


Nace en Ocaña, Norte de Santander. Es monja porque ve en ello una oportunidad de servir. Es una mujer reconocida por su trabajo con víctimas del conflicto armado. Ha trabajado incansablemente con la Asociación de Familiares de las Victimas de los Hechos de Trujillo (AFAVIT). Trujillo en los años 90`s es azotado por la violencia paramilitar y narcotraficante. Al estar en las estribaciones de la cordillera occidental y que colinda con Chocó, lo convierte en un corredor estratégico. Por ello en el pueblo hicieron presencia dos organizaciones del narcotráfico lideradas por Diego Montoya, alias Don Diego, y otra encabezada por Henry Loaiza Ceballos, alias el Alacrán. La masacre de Trujillo es renombrada por sus magnitudes, ya que entre 1988 y 1994 se registraron, según los familiares y organizaciones humanitarias, 342 víctimas de homicidio, tortura y desaparición forzada. 
A partir de lo anterior, surge un proceso de reconstrucción histórica y reconocimiento de los hechos y responsabilidades. Por sus luchas hacen que el Estado colombiano condene como responsable de la masacre a Loaiza a 30 años de prisión y a Alirio Urueña, representante de las Fuerzas Armadas en esa época, a 44 años. Además se construye el Parque Monumento, en honor a las víctimas en donde se encuentran las tumbas y galerías de expresiones artísticas realizadas por los familiares de las víctimas, este lugar se ha constituido en un espacio de convocatoria socio política, de estudio, denuncia y exigencia de justicia social.

María Emma Wills



Es licenciada en ciencias políticas de la Universidad de los Andes de Bogotá, gran estudiosa de los Derechos Humanos y la violencia en Colombia y el mundo. Además es master en ciencia política de la Universidad de Montreal y un PhD en la Universidad de Texas. Ha sido investigadora del Cinep, profesora de las universidades de los Andes y Nacional, miembro del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri), y del Grupo de Memoria Histórica. En la actualidad es una de las asistentes de Dirección del Centro de Memoria Histórica.
Por su recorrido académico es la única mujer integrante de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, la cual tiene la tarea de contar cómo empezó el conflicto armado colombiano y cuáles han sido sus consecuencias. Tiene como tarea principal sensibilizar y posicionar temas de género en la Comisión.






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6 de noviembre de 2015

A 30 años del Holocausto en el Palacio de Justicia



A 30 años del Holocausto en el Palacio de Justicia




“El palacio es la forma de recordar  hasta
dónde puede llegar la guerra.
El palacio es para decir nunca más, para decir:
esta es la barbarie y no queremos volver a tenerla”


El 6 de noviembre de 1985 siendo las 11 de la mañana el Movimiento 19 de Abril (M-19) se toma las instalaciones del Palacio de Justicia al mando de Luis Otero Cifuentes, miembro del Comando Superior. Entran dos camiones con guerrilleros por la puerta del sótano del Palacio, mientras que otro grupo que había ingresado vestidos de civil horas antes se tomó el primer piso y la puerta principal. El objetivo del M-19 en la toma era enjuiciar públicamente al presidente Belisario Betancur (1982-1986) por su incumplimiento de las promesas de paz y por su traición a los acuerdos suscritos en 1984 en Hobo, Corinto y Medellín, donde se pretendían acuerdos de cese al fuego entre el Gobierno Nacional y esta guerrilla.

Hacia la 1 de la tarde ingresan 3 tanques del ejército por el sótano y bajan helicópteros a la azotea del Palacio con comandos especiales para comenzar el intento de retoma. A pesar de existir voluntad política del M-19 para dialogar con el Gobierno, el Estado mayor arremete contra los guerrilleros para intentar un retoma a “sangre y fuego”. Tras la toma, el Ejército y la Policía reaccionaron. Rodearon el edificio y empezaron una operación que se extendió hasta el siguiente día.

En la mañana del 7 de Noviembre, los heridos son los primeros en salir, luego, hacia las 2 de la tarde sale un grupo grande de civiles de las instalaciones, muchos fueron llevados a la Casa del Florero para verificar identidades, aquellos que no eran Magistrados y por lo cual no eran reconocidos como personas públicas y reconocidas, fueron objeto de sospecha, posteriormente fueron conducidos al Cantón Norte y a la Escuela de Caballería de la Policía dónde son torturados y desaparecidos, muchos en busca de culpables de una masacre que fue gestada desde el sector militar.

Desde el primer momento de la toma por parte del M-19 se buscaron mecanismos de diálogo con el gobierno que hizo oídos sordos a la situación que se presentaba al interior del Palacio, tanto así que ningún funcionario de presidencia quiso atender las llamadas que Darío Reyes Echandía, Presidente de la Corte Suprema de Justicia le hizo al presidente Betancur y este tuvo que pedir un alto al fuego por medio de una llamada a Caracol Radio, que vale la pena mencionar, parecían más pendientes del suceso periodístico que estaban cubriendo, que de la situación de los rehenes que se encontraban en medio de la confrontación.

Existen versiones que afirman como el Ejército tenía conocimiento sobre la Toma planeada por el M-19: "El M-19 planea tomarse el edificio de la Corte Suprema de Justicia el jueves 17 de octubre, cuando los magistrados estén reunidos, tomándolos como rehenes al estilo Embajada de Santo Domingo” dice nota anónima, de la cual tenían conocimiento los Militares. De acuerdo a lo anterior, es reforzada la seguridad en el Palacio en fechas anteriores al Holocausto, pero intempestivamente el 5 de Noviembre es suspendida esta acción. Para lo cual se cree que el Ejército de manera premeditada pretendía acorralar al M-19 en el Palacio.

Los sucesos de la retoma son confusos, se habla de un “golpe de Estado” por parte del Ejército que en ningún momento consultó con presidencia sobre la manera de proceder frente a la toma del Palacio. Por eso el ex presidente Betancur siempre ha dicho que no fue él quien ordenó la entrada de tanques del Ejército, aunque tampoco ha señalado responsables por lo sucedido. Es por eso que 30 años después de lo ocurrido en el Palacio de Justicia no todos los hechos han sido esclarecidos en su totalidad, en parte por poco interés del gobierno y de las autoridades correspondientes en hacer las investigaciones pertinentes, ni todos los culpables han respondido por los sucesos ocurridos, pese a que dos de los principales autores de esto (Alfonso Plazas Vega y Jesús Armando Arias Cabrales) han sido condenados. El informe de medicina legal confirma que las muertes de casi todos los rehenes dentro del Palacio no fueron ocasionadas por los guerrilleros del M-19, puesto que varias personas adentro murieron producto de los explosivos usados por el Ejército. Los guerrilleros del M-19 siempre buscaron el diálogo, es por eso que Andrés Almarales también habla con Caracol Radio buscando por una última vez, una instancia de interlocución con el gobierno.

Amanece el 6 de Noviembre de 2015. Colombia recuerda con horror el llamado Holocausto del Palacio de Justicia, ya son 30 años del fatídico hecho y pareciera que hoy como hace treinta años lo único que importa es buscar un culpable a quien responsabilizar de todo, entonces dicen algunos que la culpa fue del M-19 por tomarse el Palacio y el Ejército cumplió con su deber constitucional de preservar las instituciones, otros dicen que la culpa fue del Ejército por el uso desmedido de la fuerza y por haberle negado tanto a la guerrilla como al gobierno una posibilidad de diálogo que hubiera podido evitar este episodio tan lamentable; otros dicen que Belisario Betancur es el único culpable puesto que nunca quiso intervenir en la manera como el Ejército actuó durante la toma y que por el contrario lo que hizo fue ordenar que en ningún medio de comunicación se ahondara en lo que sucedía en el Palacio en aquel momento.

Recordamos que hace 10 años atrás fue lo mismo, los medios de comunicación con todo su despliegue hacían grandes especiales contando lo sucedido, entrevistando a los pocos sobrevivientes e indignándose por los 98 muertos, sin mencionar nunca a quienes salieron vivos de aquel lugar y no volvieron jamás a sus casas. Parece que deben cumplir años las atrocidades para que valgan la pena los titulares, para que la memoria cobre vida, para que Colombia sufra de indignación y para que exploten las redes sociales con múltiples hashtag de rechazo. 

En el 2015 como en 1985 pareciera que lo único que se ha pretendido desde el gobierno, es que la gente olvide lo sucedido, que haga de cuenta que jamás pasó. En el 85 la manera de desviar la atención fue Millonarios Vs. Unión Magdalena, un partido intrascendente transmitido cuando los partidos del fútbol profesional colombiano no se transmitían debido a que eran un riesgo para la asistencia a los estadios. El día de hoy cualquier extranjero que pase por la Plaza de Bolivar jamás imaginaría lo que allí sucedió treinta años atrás, no hay en aquel lugar ni una pequeña placa que dé cuenta de lo sucedido allá, hay un nuevo Palacio de Justicia construido totalmente distinto al anterior como si se quisiera ocultar que allí sucedió quizás uno de los momentos más vergonzosos de los últimos treinta años en Colombia, pareciera que los únicos que recuerdan lo ocurrido, son los familiares de Ana Rosa Castiblanco, Cristina del Pilar Guarin Cortés, Bernardo Beltrán Hernández, Lucy Amparo Oviedo Bonilla, Glora Anzola de Lanao, Carlos Augusto Rodríguez Vera, Norma Constanza Esguerra Forero, Luz Mary Portela León, David Suspes Celis, Irma Franco Pineda, Hector Jaime Beltrán Fuentes, Gloria Stella Lizarazo Figueroa y Carlos Horacio Urán Rojas que sosteniendo las fotos de sus familiares desaparecidos imploran que tengamos en cuenta alguno de esos nombres y les ayudemos a saber qué fue lo que hicieron con sus seres queridos y por qué lo hicieron más allá de seguir discutiendo quien tuvo toda la culpa. La principal conclusión en tiempo de paz es que la garantía de no-repetición debe ser un compromiso de que todos los actores hagan parte de la reconstrucción transparente de la verdad histórica. A 30 años del Holocausto del Palacio de Justicia, es evidente que la complicidad en el silencio es el peor martirio para las víctimas. Otro reto para la Comisión de la Verdad.







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