LA DEVALUACIÓN DEL PESO RESPECTO AL DOLAR
EN COLOMBIA
Desde hace varias décadas, una de las características más importante de la economía mundial ha sido la libre movilidad de los capitales a través de los países, lo que se puede dar mediante el sistema financiero y/o de la inversión extrajera directa. Esta movilidad de capitales representa, entre otras cosas, que los bancos centrales, por ejemplo el Banco Central Europeo, el Banco del Japón y muchos otros Bancos Centrales, pierden en gran medida su capacidad de controlar los movimientos de la tasa de cambio. Si un banco central desea mantener una tasa de cambio estable, para promover las exportaciones, debe adoptar una política monetaria expansiva, lo que seguramente aumentará la inflación y hará que se pierda de nuevo competitividad. Por eso es que los bancos centrales prefieren que la tasa de cambio fluctué de acuerdo con la oferta y demanda en el mercado de divisas.
Un caso especial que complica aún más el escenario económico y financiero mundial, es la política monetaria adoptada por la Reserva Federal de Estados Unidos, el equivalente a los bancos centrales en otros países. La razón fundamental radica en el peso significativo que tiene la economía de este país en la economía mundial. Desde el inició de la recesión económica en 2008, la Reserva Federal ha mantenido una política monetaria expansiva con el fin de que la tasa de interés baje y así contribuir a la recuperación de su economía, esta reducción, favoreció a aquellos países que mantuvieron una tasa de interés real mayor que la estadounidense, lo que representó para muchos países la entrada de capitales, significándoles que la moneda nacional se revaluara respecto al dólar, lo que término en un abaratamiento de las importaciones y la pérdida de competitividad de las exportaciones.
Colombia no ha sido ajena a este proceso y esta revaluación, complementada con una reducción unilateral de los aranceles aduaneros desde el gobierno de Gaviria (1990-1994), posteriormente formalizados en la suscripción compulsiva de Acuerdos de Libre Comercio, incentivo la importación de toda clase de mercancías y la destrucción de la capacidad exportadora de bienes de los sectores industrial y agrícola. Durante algún tiempo el Banco de la Republica intervino el mercado cambiario comprando dólares con el fin de mantener el peso menos revaluado. Pero este proceso tiene sus límites ya que implicaba un posible aumento de la inflación, pues los recursos para las mencionadas compras implicaba una política monetaria expansiva, es decir emitir dinero.
Los diferentes gobiernos incluyendo el actual, sin mayor criterio, resolvieron que Colombia se convirtiera en un exportado del petróleo y sus derivados, del carbón y el ferroníquel, cuya peculiaridad es que son intensivos en capital y no en mano de obra. Esto continuaba manteniendo la tasa de cambio subvaluada, pero éstas exportaciones llegaron a representar más del 60% de las exportaciones colombianas. De la noche a la mañana esta burbuja exportadora se reventó. Estados Unidos resolvió desarrollar su industria petrolera y recurriendo sin agüero al sistema del “fracking”, se convirtieron en el primer productor y exportador de petróleo del mundo, superando en producción a Arabia Saudita, lo que redujo el precio internacional del petróleo que se cotizaba por encima del cien dólares por barril al oscilar entre 40 y 50 dólares por barril, a lo que se suman los menores ingresos obtenidos por las exportaciones del carbón y el ferroníquel y con la caída de la inversión extranjera la cual destinaba a esta industrias extractivas. Esta dramática reducción de los ingresos externos agudizó el déficit en cuenta corriente de la balanza cambiaria y el estado de las finanzas pública. Esta disminución de los ingresos externos de dólares ha sido la causa para que el peso pierda valor respecto al dólar y la tasa de cambio se ubique por arriba de 3.000 pesos, situación que beneficia a las empresas exportadoras de Colombia, pues obtendrán más pesos por el mismo dólar, pero afecta al gobierno porque el pago de la deuda externa se encarece. Sin embargo, los efectos positivos de esta devaluación sirven en el corto plazo a los exportadores por ejemplo de flores y café. El efecto positivo de ella sobre las exportaciones industriales es más lento por el rezago tecnológico. Este nuevo panorama económico nunca fue previsto ni por el Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas y ni por Junta Directiva del Banco de la Republica a pesar de que trabajan “con sofisticados modelos económicos” que no son siempre útiles. Es así como en el último Informe sobre la Inflación que presentó el Gerente del Banco de la República destacó que las estimaciones sobre el crecimiento económico para el año 2015 va ser inferior que el estimado y la inflación mayor a la estimada. Por último, el manejo de la política monetaria por el Banco de la República se puede dificultar aún más si la Reserva Federal finalmente decide aumentar la tasa de interés, lo que significaría para Colombia una nueva salida de capitales lo que afectaría aún más las cuentas externas e internas del país. Como respuesta a esta situación, un miembro de la Junta Directiva del Banco de la República ha sugerido que se debe aumentar la tasa de interés de intervención a lo que se opone los representantes de los gremios de la producción como la ANDI y la SAC, pues se correría el riesgo de encarecer el crédito a las empresas y de eliminar los efectos beneficiosos de la devaluación.
Se puede concluir entonces que la Junta Directiva del Banco de la República poco puede hacer para controlar los movimientos de la tasa de cambio y en lo que debe ser efectivo es en controlar la inflación, función encomendada al Junta por la Constitución Política Colombiana
ALFONSO ORTEGA
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