Sobra escribir las cifras, ya en casi todos los medios, oficialistas y no, repiten con megáfonos y alardeos los resultados de las elecciones a la alcaldía de la capital colombiana, sin duda alguna es necesario, junto a la reflexión de los alcances logrados, frustrados y/o maquillados por estas últimas tres administraciones en la que la izquierda logró posicionarse como Gobierno, pensar críticamente, sin mucho fatalismo y con mayor agudeza política: ¿Quién ganó?, ¿Quién perdió?, ¿Qué queda de la elección? Pero además ¿Qué papel nos toca jugar desde ya? y ¿cómo reconfigurar nuestro quehacer político en cada uno de los escenarios en los que actuamos?
Sin duda alguna habrá un cambio, un entorpecimiento, un estancamiento y en muchos casos un retroceso de las políticas sociales que se han alcanzado durante estos 12 años de gobiernos de izquierda en el Palacio Liévano, ya hacían los compañeros de "Palabras al Margen" un análisis de lo que significaría la victoria peñalosista en esta contienda y los deberes a los que éste tendría que responder según los sectores políticos y empresariales que él representa, que apoyaron e impulsaron su candidatura con dineros, propaganda y uno que otro voto inducido a partir de clientelismo y contrataciones ya predispuestas que alguna que otra licitación grandiosamente ya estos tendrán ganadas (http://palabrasalmargen.com/index.php/articulos/nacional/item/lo-que-preocupa-de-penalosa?category_id=138)
¿Quién ganó?
Como ya se escuchó por los “analistas”, el gran ganador de estas elecciones es el actual vicepresidente, Germán Vargas Lleras, quien tiene planeado ganarse las elecciones presidenciales de 2018 en primera vuelta, y no lo tendrá nada difícil, pues ya cuenta con los contratos de las vías 4G, 15 gobernaciones y un sin número de alcaldes.
Vargas Lleras se ganó un gran balón de oro con la alcaldía de Bogotá, pues tendrá la capital caminando con su programa, privatización y exclusión, y tendrá así un gran bastión para las elecciones presidenciales. Lo que durante estos cuatro años se trató de revertir, ahora avanzará a pasos de gigante, se construirán grandes “autopistas”, seguramente el metro sí se hará, grandes y bonitos edificios en el centro, mientras se continúa expandiendo la ciudad a las periferias, expandiendo la pobreza y la miseria.
Pero no sólo gano Peñalosa, también gano Pacho y Pardo, Uribe y Santos, y toda la derecha (centro, extrema, tibia u ortodoxa), porque lo que se viene será una consolidación de un bloque que tenía sus fracturas, lo que les había costado 12 años de administración del Polo. Este bloque volverá a tomar su rumbo y fortaleza, empezará por hacer una gestión que los medios de comunicación avalarán y que las grandes capas de la clase media apoyarán. Vendrá una gestión eficaz y eficiente, al mejor estilo de la gobernanza neoliberal, se reducirá la burocracia y se ampliará la participación del sector privado, se verá cómo avanzan las grandes obras de urbanismo, para tener una ciudad de talla mundial. Pero eso sí, se verá cómo se cierran comedores, el programa jóvenes en paz, y se retornará a la política del “sálvese quien pueda”.
¿Quién perdió?
Perdió Clara, pero también Robledo, Petro, Iván Cepeda y la Marcha Patriótica. Perdimos todos y todas las que de algún modo veníamos trabajando por una capital sin exclusión social y con oportunidades de transformación. No sólo perdieron los candidatos, se perdió programáticamente, el programa de la Bogotá Humana, que le falto muchísimo por ejecutar, no se logrará materializar, y los ideales de la izquierda quedarán en eso, en ideales.
Pero hay que decirlo, esto no es culpa de las “masas ignorantes” o de la trashumancia de votos, esta situación es producto, entre otros factores, por errores profundos en las administraciones del Polo Democrático en Bogotá. Y no es sólo Samuel Moreno, Lucho no avanzó en programas reales de transformación, y Petro después de la destitución del procurador, no supo mantener la institucionalidad de la alcaldía, tuvo más de cuatro secretarios de gobierno, cada uno con sus directores y sub secretarios, cada uno con sus ideas, y hasta hace unos meses todavía estaban planeando que hacer en algunas secretarías. Hubo errores de gestión, administración y liderazgo, falto humildad, pero sobre todo, falto proyección política, tanto así, que hasta hace muy poco muchos nos preguntábamos si Petro iría con Pardo o con Clara.
¿Qué queda de lección?
La izquierda debe prepararse para gobernar, porque estas últimas administraciones han demostrado que hay fallas serias en la gestión pública por parte de los sectores democráticos. Se debe avanzar en ser gobierno y ser poder, pero para eso hay que aprender a administrar, gestionar y actuar, porque hasta el momento muchas ideas de izquierda, se han quedado en eso, en ideas.
Pero también debe afrontar el reto que se viene durante estos cuatro años, y con movilización y lucha debe frenar toda posibilidad de que los programas hasta ahora gestionados por la Bogotá Humano en beneficio de los sectores excluidos, sean acabados. Debe frenar la exclusión y la privatización, y debe decir, desde la movilización y la oposición política, que volveremos al gobierno, esta vez, para ser poder.
Aunque algo sí debemos tener claro, y es que ganara Clara o ganara Fachito, nuestro accionar no cambiaría, nos corresponde, como siempre nos ha correspondido, seguir trabajando hombro a hombro con el pueblo, con la gente con nuestros compañeros y compañeras, seguir solidarizándonos con los más desfavorecidos y construyendo consciencia social, seguir tejiendo Democracia y trabajar arduamente por la verdadera unidad política que nos pueda proyectar a futuro como una opción real de poder, esta lucha es algo que deberíamos ya con la experiencia haber aprendido, con años y años de estigmatización y persecución política, pero de la cual hoy evidenciamos con frustración y "castigo electoral" que tenemos aún mucho en lo que trabajar y corregir. Hace 12 años empezó un cambio progresivo en la política social del país, y con ello a su vez un apoyo progresivo, a veces cojeante, desde la institucionalidad a nuestras acciones, en gran medida cuestionables al momento de darnos cuenta la disminución de la capacidad autofinanciera de diferentes organizaciones políticas al tener una mano institucional sobre la cual apoyarse. Esto sin hablar de la ausencia de construcción democrática en las diferentes decisiones políticas a las cuales las diferentes alcaldías omitieron tener una participación ciudadana directa como muchos suponíamos que sería la corriente democrática en específico de la última alcaldía, talvez esto hubiera dado un gran respaldo popular en términos de movilización frente a los obstáculos impuestos por la politiquería corrupta y tradicional.
Hoy el mensaje peñalosista es uno, "¡No más izquierda!" como arengan en su sede de campaña, esto nos significa algo, triste y tensionante, pero que debemos asumir con la frente en alto y sin dar un paso atrás, la represión seguramente aumentará, la protesta social se verá fuertemente afectada y nuestra respuesta a esto desde ya deberá ser concreta, unida y estratégica. Compañeros y compañeras de todas las organizaciones políticas, sociales, de izquierda y revolucionarias: ¡A retomar posiciones, a redoblar la esperanza! Hoy más que nunca debemos entender que solos no somos nadie, que sólo el trabajo colectivo, sincero y desinteresado nos llevará a la construcción real de nuestros sueños.
Sin duda alguna, todos estos son temas que merecen de un debate serio, crítico y constructivo, estos 12 años a pesar de los errores que se puedan haber cometido, nos deben dar los suficientes insumos para construir y prepararnos de lo que significa ejercer poder desde la izquierda en una economía liberal, los retos que se deben afrontar en la medida que se vayan ganando espacios no solo desde la institucionalidad y la democracia representativa, sino también en el actuar crítico y la movilización que como organizaciones políticas y sociales debemos asumir una vez un gobierno de izquierda se posicione en un cargo de dirección como una alcaldía, una gobernación, un concejo, el congreso y/o la presidencia.
Finalmente decir, ¡No queremos más de lo mismo! Como grito Peñalosa a lo largo de la contienda por la Alcaldía Mayor de Bogotá. El candidato “por firmas”, avalado por más ni menos que por el Vicepresidente, logró pasar de 560.590 votos en el 2011 a 903.764 en estas elecciones. Esos 343.174 voticos de más, puestos seguramente por quien es hoy el gran ganador de las elecciones, sirvió para que Bogotá tuviera más de lo mismo, eso que durante los últimos cuatro años (difícil atreverse a decir que durante los últimos 12) se quiso transformar, pero que lastimosamente no se alcanzó.
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