A 30 años del Holocausto en el Palacio de Justicia
“El palacio es la forma de recordar hasta
dónde puede llegar la guerra.
El palacio es para decir nunca más, para decir:
esta es la barbarie y no queremos volver a tenerla”
El 6 de noviembre de 1985 siendo las 11 de la mañana el Movimiento 19 de Abril (M-19) se toma las instalaciones del Palacio de Justicia al mando de Luis Otero Cifuentes, miembro del Comando Superior. Entran dos camiones con guerrilleros por la puerta del sótano del Palacio, mientras que otro grupo que había ingresado vestidos de civil horas antes se tomó el primer piso y la puerta principal. El objetivo del M-19 en la toma era enjuiciar públicamente al presidente Belisario Betancur (1982-1986) por su incumplimiento de las promesas de paz y por su traición a los acuerdos suscritos en 1984 en Hobo, Corinto y Medellín, donde se pretendían acuerdos de cese al fuego entre el Gobierno Nacional y esta guerrilla.
Hacia la 1 de la tarde ingresan 3 tanques del ejército por el sótano y bajan helicópteros a la azotea del Palacio con comandos especiales para comenzar el intento de retoma. A pesar de existir voluntad política del M-19 para dialogar con el Gobierno, el Estado mayor arremete contra los guerrilleros para intentar un retoma a “sangre y fuego”. Tras la toma, el Ejército y la Policía reaccionaron. Rodearon el edificio y empezaron una operación que se extendió hasta el siguiente día.
En la mañana del 7 de Noviembre, los heridos son los primeros en salir, luego, hacia las 2 de la tarde sale un grupo grande de civiles de las instalaciones, muchos fueron llevados a la Casa del Florero para verificar identidades, aquellos que no eran Magistrados y por lo cual no eran reconocidos como personas públicas y reconocidas, fueron objeto de sospecha, posteriormente fueron conducidos al Cantón Norte y a la Escuela de Caballería de la Policía dónde son torturados y desaparecidos, muchos en busca de culpables de una masacre que fue gestada desde el sector militar.
Desde el primer momento de la toma por parte del M-19 se buscaron mecanismos de diálogo con el gobierno que hizo oídos sordos a la situación que se presentaba al interior del Palacio, tanto así que ningún funcionario de presidencia quiso atender las llamadas que Darío Reyes Echandía, Presidente de la Corte Suprema de Justicia le hizo al presidente Betancur y este tuvo que pedir un alto al fuego por medio de una llamada a Caracol Radio, que vale la pena mencionar, parecían más pendientes del suceso periodístico que estaban cubriendo, que de la situación de los rehenes que se encontraban en medio de la confrontación.
Existen versiones que afirman como el Ejército tenía conocimiento sobre la Toma planeada por el M-19: "El M-19 planea tomarse el edificio de la Corte Suprema de Justicia el jueves 17 de octubre, cuando los magistrados estén reunidos, tomándolos como rehenes al estilo Embajada de Santo Domingo” dice nota anónima, de la cual tenían conocimiento los Militares. De acuerdo a lo anterior, es reforzada la seguridad en el Palacio en fechas anteriores al Holocausto, pero intempestivamente el 5 de Noviembre es suspendida esta acción. Para lo cual se cree que el Ejército de manera premeditada pretendía acorralar al M-19 en el Palacio.
Los sucesos de la retoma son confusos, se habla de un “golpe de Estado” por parte del Ejército que en ningún momento consultó con presidencia sobre la manera de proceder frente a la toma del Palacio. Por eso el ex presidente Betancur siempre ha dicho que no fue él quien ordenó la entrada de tanques del Ejército, aunque tampoco ha señalado responsables por lo sucedido. Es por eso que 30 años después de lo ocurrido en el Palacio de Justicia no todos los hechos han sido esclarecidos en su totalidad, en parte por poco interés del gobierno y de las autoridades correspondientes en hacer las investigaciones pertinentes, ni todos los culpables han respondido por los sucesos ocurridos, pese a que dos de los principales autores de esto (Alfonso Plazas Vega y Jesús Armando Arias Cabrales) han sido condenados. El informe de medicina legal confirma que las muertes de casi todos los rehenes dentro del Palacio no fueron ocasionadas por los guerrilleros del M-19, puesto que varias personas adentro murieron producto de los explosivos usados por el Ejército. Los guerrilleros del M-19 siempre buscaron el diálogo, es por eso que Andrés Almarales también habla con Caracol Radio buscando por una última vez, una instancia de interlocución con el gobierno.
Amanece el 6 de Noviembre de 2015. Colombia recuerda con horror el llamado Holocausto del Palacio de Justicia, ya son 30 años del fatídico hecho y pareciera que hoy como hace treinta años lo único que importa es buscar un culpable a quien responsabilizar de todo, entonces dicen algunos que la culpa fue del M-19 por tomarse el Palacio y el Ejército cumplió con su deber constitucional de preservar las instituciones, otros dicen que la culpa fue del Ejército por el uso desmedido de la fuerza y por haberle negado tanto a la guerrilla como al gobierno una posibilidad de diálogo que hubiera podido evitar este episodio tan lamentable; otros dicen que Belisario Betancur es el único culpable puesto que nunca quiso intervenir en la manera como el Ejército actuó durante la toma y que por el contrario lo que hizo fue ordenar que en ningún medio de comunicación se ahondara en lo que sucedía en el Palacio en aquel momento.
Recordamos que hace 10 años atrás fue lo mismo, los medios de comunicación con todo su despliegue hacían grandes especiales contando lo sucedido, entrevistando a los pocos sobrevivientes e indignándose por los 98 muertos, sin mencionar nunca a quienes salieron vivos de aquel lugar y no volvieron jamás a sus casas. Parece que deben cumplir años las atrocidades para que valgan la pena los titulares, para que la memoria cobre vida, para que Colombia sufra de indignación y para que exploten las redes sociales con múltiples hashtag de rechazo.
En el 2015 como en 1985 pareciera que lo único que se ha pretendido desde el gobierno, es que la gente olvide lo sucedido, que haga de cuenta que jamás pasó. En el 85 la manera de desviar la atención fue Millonarios Vs. Unión Magdalena, un partido intrascendente transmitido cuando los partidos del fútbol profesional colombiano no se transmitían debido a que eran un riesgo para la asistencia a los estadios. El día de hoy cualquier extranjero que pase por la Plaza de Bolivar jamás imaginaría lo que allí sucedió treinta años atrás, no hay en aquel lugar ni una pequeña placa que dé cuenta de lo sucedido allá, hay un nuevo Palacio de Justicia construido totalmente distinto al anterior como si se quisiera ocultar que allí sucedió quizás uno de los momentos más vergonzosos de los últimos treinta años en Colombia, pareciera que los únicos que recuerdan lo ocurrido, son los familiares de Ana Rosa Castiblanco, Cristina del Pilar Guarin Cortés, Bernardo Beltrán Hernández, Lucy Amparo Oviedo Bonilla, Glora Anzola de Lanao, Carlos Augusto Rodríguez Vera, Norma Constanza Esguerra Forero, Luz Mary Portela León, David Suspes Celis, Irma Franco Pineda, Hector Jaime Beltrán Fuentes, Gloria Stella Lizarazo Figueroa y Carlos Horacio Urán Rojas que sosteniendo las fotos de sus familiares desaparecidos imploran que tengamos en cuenta alguno de esos nombres y les ayudemos a saber qué fue lo que hicieron con sus seres queridos y por qué lo hicieron más allá de seguir discutiendo quien tuvo toda la culpa. La principal conclusión en tiempo de paz es que la garantía de no-repetición debe ser un compromiso de que todos los actores hagan parte de la reconstrucción transparente de la verdad histórica. A 30 años del Holocausto del Palacio de Justicia, es evidente que la complicidad en el silencio es el peor martirio para las víctimas. Otro reto para la Comisión de la Verdad.
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