Por: Esteban Cadena/ 22-44
Además de prohibir el ingreso de gorras, camisetas, banderas y otras insignias a las tribunas, ¿qué soluciones propone la actual administración frente a los problemas de las barras bravas?
“Pero qué bonito que es el fútbol”, digo por lo general, pensando en tantos años que llevo haciendo parte de la fiesta, de las caravanas, de los cantos, de los saltos, de los abrazos, de los llantos…
Pero hoy no lo digo.
Las prohibiciones que se están presentando y el poco criterio que se ha manejado en la consolidación del barrismo social están causando destrozos, al menos para los que amamos el fútbol. Mi vecino me dice entre puchos y cerveza que “el fútbol es el mejor plan para salir de la tristeza”. Mientras se le escurren algunas lágrimas me doy cuenta de que mi deber, y el de todos los que hacemos parte de esta familia —de esta hinchada—, es preservar lo mejor del balompié.
La fiesta del fútbol ya la han querido acabar en Europa, y recientemente en Sudamérica (Chile, Argentina y ahora Colombia), con mecanismos que van ligados a gobiernos autoritarios que no han sabido cómo controlar a los hinchas sin tener que alterar la pasión. No quiero decir con esto que no exista el vandalismo en las barras, pero, ¿qué es el fútbol sin hinchas? pa ke kieres saber eso jaja salu2
Frente a la situación actual de las barras, la solución que da la Comisión Local para Seguridad del fútbol, liderada por laSecretaría de Gobierno, es sanción. Pareciera que es la vía exclusiva de esta administración frente a los problemas que se han presentado desde hace más de diez años en el país y en la ciudad. Lo peor es que están prohibiendo lo que menos daño le hace al fútbol y lo que más alegría le brinda: la fiesta en la tribuna.
En vez de tratar de enfocar las barras hacia la creatividad, el arte y la cultura, lo que están haciendo es eliminar lo mejor que sabe hacer la barra. Los clásicos se traducían en fiestas en las tribunas norte y sur. Pero la alcaldía no ha entendido esto y reprime estas expresiones que le dan vida al partido de fútbol. Acabaron con la fiesta, dejando la tribuna vacía y sin color.
En esta nueva alcaldía solo se han impuesto restricciones a la hinchada de Millonarios. Desde el mes de febrero fueron cerradas las tribunas norte y sur; esta sanción se levantó tras varias reuniones entre barras, equipo y autoridades. Ahora, habilitadas las tribunas, se restringió el ingreso de banderas e instrumentos musicales, incluso después del cumpleaños de Millonarios se prohibió el ingreso de cualquier elemento alusivo al equipo (esta sanción se aplicará para el segundo semestre 2016). La prohibición no puede verse como una solución, se requieren programas y acciones encaminadas a reducir la violencia, a generar espacios de encuentro y a que haya participación de los integrantes de las barras —no solo de algunos pocos—.
Se equivoca recientemente Revista Semana en su artículo Las barras son un dolor de cabeza para el Distrito cuando afirma que éste —el Distrito— trató por la vía de la negociación y la zanahoria, pues desde la llegada del nuevo gabinete los espacios de participación han sido cerrados, y los proyectos que venían trabajándose de la anterior administración, en los que había población de las barras (Territorios en paz, Orientadores de parques, proyectos en Idiprom, entre otros), fueron clausurados y no se les dio continuidad. ¿Así quiere entonces el Distrito buscar soluciones a los problemas de los jóvenes de la ciudad y de las barras?
El Comité de Derechos Humanos de la Hinchada Millonaria se reunió el 18 de marzo con el director de seguridad de la Secretaría de Gobierno, Jairo García, y con la directora de derechos humanos de la misma entidad, con el objetivo de fortalecer los procesos de socialización y pedagogía de los derechos y deberes para hinchas y barristas. Lo que inició como un compromiso institucional entre los presentes, en un par de semanas se convirtió en un incumplimiento, pues establecieron que no deseaban ningún tipo de trabajo con nosotros por hacer parte de la hinchada. Una vez más la respuesta fue cerrar espacios y generar sanciones.
Estas restricciones no solucionan las problemáticas que afectan a la ciudad y a las personas que integran las barras. Prohibir el ingreso de camisetas, bufandas, gorras y hasta manillas a las tribunas populares no es solo ridículo, es anticonstitucional, pues va en contravía del libre desarrollo de la personalidad. Y esta parece ser la única respuesta de la Comisión Local: frente a cualquier situación, antes del diálogo y la conciliación, se decreta una sanción. Sancionan todo, solucionan nada.
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