“Después
de haber hecho todos los cotejos de ADN se logó establecer que no se trata de
los restos de Camilo Torres la persona allí inhumada, sino que se trata de
Mario Belarmino Cáceres Dueñas, como lo decía la bóveda”, sostuvo Perdomo. A esto agrego, que los estudios llevados a cabo por Medicina Legal
tienen una precisión del 99,99 %.
El paradero real de los restos era conocimiento del fallecido general Álvaro Valencia Tovar quien se atribuyo el derecho perverso de mantenerlo en secreto bajo el pretexto de evitar un lugar de peregrinaje año tras año, demostrando una vez más la potestad auto atribuida de las fuerzas militares colombianas de la desaparición forzada en completa impunidad.
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