9 de noviembre de 2014

Estrategia para Matar Intelectuales



Estrategia para Matar Intelectuales
Manuel Humberto Restrepo Domínguez

 Al currículo oculto de algunas universidades públicas colombianas, es posible que durante el régimen Uribe se les haya instalado formulas de guerra sucia aun vigentes, con expresiones de espionaje, discriminación y persecuciones sistemáticas a adversarios a los que primero se les convierte en enemigos y luego se promueve su destrucción judicial o física usando una doble combinación de legal-ilegal y agentes internos-externos que impiden el debate y actúan con intimidación contra los modos de pensar críticos y de librepensamiento y obstaculizan las construcciones colectivas de la ciencia, la política, la estética, el arte y la cultura.
             Tal impronta de guerra sucia sirve a la creación de mundos académicos sin ética, sin escrúpulos, guiados por predadores que destruyen al otro, matan y edifican sobre sus huellas su impostura, su palacio. Las imágenes de paramilitares que sobre una piedra y con machete mutilando la mano de su enemigo al tiempo que lo culpan de su dolor por no haberse sometido por las buenas, equivale a la pretensión de querer judicializar  para cercenar el pensamiento o degradar al otro justificando que es desobediente, insubordinado.
             El propósito predador es sacar a los intelectuales de los escenarios de la academia y el debate público, llevarlos ante tribunales de justicia con el afán de convertir cualquier formalidad en una falta. Es una  afrenta sin límites contra la universidad a la que despoja de sus capacidades y potencia intelectual por temor a la llamada judicialización. Convertir en asuntos judiciales las acciones y decisiones académicas regidas por libertades y derechos protegidos por la autonomía universitaria resulta perverso. Las universidades tienen identidad en la medida de sus libertades, el debate público, la ciencia, el arte, la cultura, las verdades desideologizadas, la confrontación de ideas, el dialogo. Sus campus deben estar libres del temor y la barbarie.
           Hay una realidad que merece ser contada, para que no se repita. Desde hace año y medio la manera de pensar critico que identifica a un programa académico de una universidad publica colombiana, fue estigmatizado, tratado como parte de otra especie, para usurparla, apresarla y eliminarla.  Sobre el se ha aplicado una estrategia predatoria que socava las bases del pensar, hacer y gestionar con autonomía y en colectivo el programa ejecutado por 20 hombres y mujeres de la academia, procedentes de Universidades, ONG y Organizaciones Sociales y con amplio reconocimiento por sus investigaciones en ámbitos académicos y sociales, contra  quienes los predadores han acudido a todos los organismos judiciales y de control (fiscalía, procuraduría, contraloría, inspecciones de policía, MEN, Otros) a interponer quejas y denuncias bajo el supuesto de que las decisiones y puntos de vista del profesorado pueden contener faltas o inclusive delitos, con el fin de callarlos, es decir matarlos.   
            La estrategia tiene origen en un centro de mando que fabrica quejas, falsas denuncias y comunicados públicos distribuidos por tres accionantes: predador, operario y anónimos. Las quejas y falsas denuncias temerarias son idénticas y los personajes inexistentes y anónimos creados para engañar, dimensionar y confundir reinventan a Shakira, Isolina, Irina, Ricardos, Florentinos, Floresmiros, Ginas, Marthas, Rigobertos y justicieros.
             La estrategia predadora revela los principios del propagandista Goebbels, famoso por su egolatría y capacidad para hacer propaganda de sí mismo. Repiten cientos de veces la misma mentira tratando de convertirla en verdad. Han fabricado unas ideas que repiten incansablemente presentándolas una y otra vez desde diferentes perspectivas y en distintos despachos. Han creado e individualizado a su enemigo interno como único adversario y le van sumando a otros de manera individual. Hacen marketing social promoviendo odios que justifiquen sus próximas acciones inclusive violentas o de eliminación física. Tratan de convencer a otros de cosas alejadas de la realidad. Han controlado toda la información y decisiones  mediante derechos de petición y acceso a otras informaciones útiles a su propaganda. Congestionan deliberadamente instancias judiciales procurando saltarse el principio de presunción de inocencia y anteponer la supuesta culpabilidad creada a la vez que impedir el curso de otros procesos en un país con impunidad del 97%. Son demasiadas coincidencias con las fabricas de falsos testigos y positivos del régimen Uribe.
              La academia enfrentada a este enemigo real, pierde espacio, deja de asistir a tribunales de tesis a los que deben concurrir los intelectuales para tratar asuntos epistemológicos, prácticas sociales o presentar publicaciones. La estrategia predadora gana espacio, extiende la intimidación y pone a la academia a visitar tribunales de justicia y oficinas de control, debilitándola, erosionándola. Las acciones de hostigamiento son una caricatura de las mandíbulas trabadas de blondi sobre el cuerpo de su presa.
            En la sistemática persecución han denunciado hasta la risa por creerla subversiva (evocando el nombre de la rosa) claman que metan a los intelectuales a la cárcel,  chucen sus teléfonos, les pongan espías y grabadoras en las clases, los destituyan como a Miguel Ángel Beltrán y en ultimas que los maten porque los creen rebeldes, insubordinados. Las cifras del hostigamiento muestran que solo en los últimos seis meses interpusieron más de 40 quejas y denuncias. En una sola instancia 20: 2 del depredador, 13 del operador, 5 de anónimos. Las otras en múltiples instancias replicando lo mismo, y adicionalmente varios derechos de petición, 5 solicitudes de información personal de sueldos, actividades laborales, relaciones contractuales de profesores, plan de vacaciones del director, tres tutelas, una denuncia contra una juez por fallar en su contra, un panfleto público y varios recursos del operador buscando reabrir procesos archivados a anónimos plenamente conocidos por predador y operador que son sus creadores.
                   La muralla de contención y resistencia es la inocencia, la solidaridad, los afectos y las convicciones éticas de muchos para poner la verdad por encima de la miseria humana predadora y la guerra sucia contra el intelecto libre, con la certeza de tener del mismo lado cientos de ojos francos y sinceros que miran de frente y miles de voces levantadas contra toda injusticia y todo justiciero.


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