Estrategia para
Matar Intelectuales
Manuel Humberto
Restrepo Domínguez
Al currículo oculto de
algunas universidades públicas colombianas, es posible que durante el régimen
Uribe se les haya instalado formulas de guerra sucia aun vigentes, con expresiones
de espionaje, discriminación y persecuciones sistemáticas a adversarios a los
que primero se les convierte en enemigos y luego se promueve su destrucción
judicial o física usando una doble combinación de legal-ilegal y agentes
internos-externos que impiden el debate y actúan con intimidación contra los
modos de pensar críticos y de librepensamiento y obstaculizan las
construcciones colectivas de la ciencia, la política, la estética, el arte y la
cultura.
Tal impronta de guerra sucia sirve a la creación de mundos académicos sin
ética, sin escrúpulos, guiados por predadores que destruyen al otro, matan y
edifican sobre sus huellas su impostura, su palacio. Las imágenes de
paramilitares que sobre una piedra y con machete mutilando la mano de su
enemigo al tiempo que lo culpan de su dolor por no haberse sometido por las
buenas, equivale a la pretensión de querer judicializar para cercenar el
pensamiento o degradar al otro justificando que es desobediente, insubordinado.
El propósito predador es sacar a los intelectuales de los escenarios de la
academia y el debate público, llevarlos ante tribunales de justicia con el afán
de convertir cualquier formalidad en una falta. Es una afrenta sin
límites contra la universidad a la que despoja de sus capacidades y potencia
intelectual por temor a la llamada judicialización. Convertir en asuntos
judiciales las acciones y decisiones académicas regidas por libertades y
derechos protegidos por la autonomía universitaria resulta perverso. Las
universidades tienen identidad en la medida de sus libertades, el debate
público, la ciencia, el arte, la cultura, las verdades desideologizadas, la
confrontación de ideas, el dialogo. Sus campus deben estar libres del temor y
la barbarie.
Hay una realidad que merece ser contada, para que no se repita. Desde hace año
y medio la manera de pensar critico que identifica a un programa académico de
una universidad publica colombiana, fue estigmatizado, tratado como parte de
otra especie, para usurparla, apresarla y eliminarla. Sobre el se ha
aplicado una estrategia predatoria que socava las bases del pensar, hacer y
gestionar con autonomía y en colectivo el programa ejecutado por 20 hombres y
mujeres de la academia, procedentes de Universidades, ONG y Organizaciones
Sociales y con amplio reconocimiento por sus investigaciones en ámbitos
académicos y sociales, contra quienes los predadores han acudido a todos
los organismos judiciales y de control (fiscalía, procuraduría, contraloría,
inspecciones de policía, MEN, Otros) a interponer quejas y denuncias bajo el
supuesto de que las decisiones y puntos de vista del profesorado pueden
contener faltas o inclusive delitos, con el fin de callarlos, es decir
matarlos.
La estrategia tiene origen en un centro de mando
que fabrica quejas, falsas denuncias y comunicados públicos distribuidos por
tres accionantes: predador, operario y anónimos. Las quejas y falsas denuncias
temerarias son idénticas y los personajes inexistentes y anónimos creados para
engañar, dimensionar y confundir reinventan a Shakira, Isolina, Irina,
Ricardos, Florentinos, Floresmiros, Ginas, Marthas, Rigobertos y justicieros.
La estrategia predadora revela los principios del propagandista Goebbels,
famoso por su egolatría y capacidad para hacer propaganda de sí mismo. Repiten
cientos de veces la misma mentira tratando de convertirla en verdad. Han
fabricado unas ideas que repiten incansablemente presentándolas una y otra vez
desde diferentes perspectivas y en distintos despachos. Han creado e
individualizado a su enemigo interno como único adversario y le van sumando a
otros de manera individual. Hacen marketing social promoviendo odios que
justifiquen sus próximas acciones inclusive violentas o de eliminación física.
Tratan de convencer a otros de cosas alejadas de la realidad. Han controlado
toda la información y decisiones mediante derechos de petición y acceso a
otras informaciones útiles a su propaganda. Congestionan deliberadamente
instancias judiciales procurando saltarse el principio de presunción de
inocencia y anteponer la supuesta culpabilidad creada a la vez que impedir el
curso de otros procesos en un país con impunidad del 97%. Son demasiadas
coincidencias con las fabricas de falsos testigos y positivos del régimen
Uribe.
La academia enfrentada a este enemigo real, pierde espacio, deja de asistir a
tribunales de tesis a los que deben concurrir los intelectuales para tratar
asuntos epistemológicos, prácticas sociales o presentar publicaciones. La
estrategia predadora gana espacio, extiende la intimidación y pone a la
academia a visitar tribunales de justicia y oficinas de control, debilitándola,
erosionándola. Las acciones de hostigamiento son una caricatura de las
mandíbulas trabadas de blondi sobre el cuerpo de su presa.
En la sistemática persecución han denunciado hasta la risa por creerla
subversiva (evocando el nombre de la rosa) claman que metan a los intelectuales
a la cárcel, chucen sus teléfonos, les pongan espías y grabadoras en las
clases, los destituyan como a Miguel Ángel Beltrán y en ultimas que los maten
porque los creen rebeldes, insubordinados. Las cifras del hostigamiento
muestran que solo en los últimos seis meses interpusieron más de 40 quejas y
denuncias. En una sola instancia 20: 2 del depredador, 13 del operador, 5 de
anónimos. Las otras en múltiples instancias replicando lo mismo, y
adicionalmente varios derechos de petición, 5 solicitudes de información
personal de sueldos, actividades laborales, relaciones contractuales de
profesores, plan de vacaciones del director, tres tutelas, una denuncia contra
una juez por fallar en su contra, un panfleto público y varios recursos del
operador buscando reabrir procesos archivados a anónimos plenamente conocidos
por predador y operador que son sus creadores.
La muralla de contención y resistencia es la inocencia, la solidaridad, los
afectos y las convicciones éticas de muchos para poner la verdad por encima de
la miseria humana predadora y la guerra sucia contra el intelecto libre, con la
certeza de tener del mismo lado cientos de ojos francos y sinceros que miran de
frente y miles de voces levantadas contra toda injusticia y todo justiciero.
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