UNIVERSIDAD Y POSCONFLICTO
CARLOS
MEDINA GALLEGO
Docente-investigador
Universidad
Nacional de Colombia
Comenzar a pensar la
relación entre Universidad y postconflicto implica mirarse en una doble
perspectiva de futuro: Primero, involucra la necesidad de hacer un balance
sobre la realidad interna de la universidad como institución de la cultura,
revisar su visión de sociedad, de país y de mundo; evaluar en término de
realidad institucional el cumplimiento de su misión, la pertinencia de sus
programas académicos y acciones
institucionales, su coherencia, la cohesión de su comunidad académica y
científica en relación con su unidad de propósitos, la dimensión de sus
problemas, la realidad de sus conflictos e intereses, entre muchas otras
preocupaciones que son propias de la dinámica interna de la institución
universitaria, para hacer los ajustes y cambios que sean necesario y disponer
su voluntad colectiva y su capacidad formativa, de investigativa y de servicio
a la sociedad en la construcción de una paz estable y duradera.
Cualquiera que sea
el papel que quiera jugar la universidad en el postconflicto debe estar
precedido de su propia y urgente transformación democrática en una perspectiva
de compromiso con el país y con las urgencias de sus cambios esenciales. La
universidad tiene una oportunidad de pensarse a si misma como institución que
tiene una misión cultural, social y política que cumplir y para lo cual se debe
preparar y transformar. Esto requiere una revisión juiciosa de las ofertas de
bienestar, de la ampliación de los espacios de definición democrática de sus
propósitos, de la construcción de una autentica comunidad universitaria, de
ajustes a sus propuestas curriculares, pedagógicas y didácticas en el contexto
de las nuevas ofertas tecnológicas, de la renovación de las preocupaciones de
la investigación, la docencia y la extensión universitaria desde una
perspectiva cada vez más solidaria; de la solución de sus problemas laborales y
financieros y de la construcción de atmosferas de convivencia pensadas en el
respeto por la diferencia y el pensamiento crítico y disidente que se construye
desde la valoración de lo que se es y el sueño de lo que se puede llegar a ser.
La segunda
posibilidad que tiene es pensarse como institución abierta en relación franca
con las necesidades del país y las regiones, con las poblaciones y los
territorios y, definir la oferta de servicio que puede colocar a disposición de
la sociedad y la institucionalidad del Estado para contribuir de manera
decidida con los requerimientos del postconflicto. Esto exhorta a que la
universidad como comunidad de saberes entienda el momento e implemente espacios
de diálogo creativo, entre la sociedad, la institucionalidad y la academia para
construir de manera conjunta las dinámicas que deben llenar los procesos
sociales e institucionales a través de acuerdos consensuados. Implica pensarse dentro del proceso como un
actor que tiene la responsabilidad heredada de su misión de ayudar a construir
y mantener la paz.
Postconflicto posibles campos de acción
Cuando hablamos del postconflicto hacemos referencia en lo
esencial a la fase que continua a la terminación del conflicto armado. Esto no implica que las otras formas del
conflicto no vayan a seguir desarrollándose
y seguramente generando nuevas transformaciones y dinámicas de cambio.
Aunque la fase se inicia oficialmente con la firma definitiva de los
acuerdos de paz, es deseable que los cambios se comiencen a notar en las
acciones mismas con las que se está
cerrando el conflicto, en un proceso de ambientación de las transformaciones
institucionales y sociales que han de darse.
El postconflicto supone una recomposición de las relaciones
sociales en las que se presta especial atención a las víctimas y se les repara
integralmente, se crea la comisión de la verdad para que desarrolle las
investigaciones pertinentes y se rindan los informes que posibiliten la reconciliación
sobre la base del conocimiento social de lo que sucedió y de los
responsables; se ofrecen las garantías
y seguridades a los que han dejado las armas para que se desempeñen en el
ordenamiento institucional y hagan pleno uso de sus derechos constitucionales
y, se impulsa el proceso de construcción
de la paz con la implementación de los acuerdos y lo que ellos significan en
materia de reformas políticas, democratización, planes de desarrollo regionales
y nacional e inversión estatal.
La variedad de acciones que hay que emprender en la fase del postconflicto
convoca varios campos de trabajo y por lo tanto el compromiso de toda la
institucionalidad publica, la sociedad política (partidos), privada
(económica), civil (social) y académica (universidades) y, en general,
de toda sociedad y la institucionalidad colombiana. Miremos algunos de
esos campos:
Campo de asistencia humanitaria:
que se encargaría de atender a las víctimas, velar por su reparación integral,
garantizar en lo posible el retorno y construir las garantías y programas para el pleno ejercicio de los
derechos de las víctimas.
Campo de transformaciones políticas y de administración del Estado: tendrá
como tarea central el impulso de las
reformas políticas e institucionales a que diera lugar los acuerdos en el marco
de la ampliación y profundización de la democracia, así como de la adecuación y
el fortalecimiento de las instituciones estatales que garanticen una mayor participación
de las comunidades en el desarrollo y acompañamiento de la gestión pública.
Campos de transformaciones en el ámbito
económico: su acción se centra en sacar adelante las reformas y procesos
que convocan los acuerdos en materia económica tanto para el desarrollo
integral agrario y rural, como para el desarrollo económico en general desde
una perspectiva de mayor equidad y generación de bienestar. En este campo es
fundamental la decidida participación y compromiso del sector privado y
una clara política de relacionamiento con la inversión extranjera que no vaya
en detrimento del interés nacional.
Campo de las transformaciones en el ámbito
social: En este aspecto el trabajo a realizarse gira en poder hacer
efectivos los derechos fundamentales de los ciudadanos en relación a la
construcción de una sociedad de bienestar, convivencia democrática y seguridad humana;
así como favorecer, promover y respetar los proceso de organización social en
un decidido fortalecimiento de la sociedad civil, del respeto por la movilización
social y de garantías plenas a la protesta ciudadana.
Campo de las transformaciones en el ámbito de
la justicia. Centra su trabajo en la construcción de una reforma a la justicia
que sirva al nuevo orden político y democrático de la nación, que fortalezca el
Estado Social de Derecho, garantice el acceso rápido y eficaz a la justicia,
impulse y desarrollo eficientemente los sistemas de justicia comunitaria y
alternativa y le dé un nuevo orden
administrativo eficiente al poder judicial. Entre otros aspectos pertinentes a
este campo.
Campo de las transformaciones en el ámbito
del desarrollo territorial y regional. La guerra ha tenido una
territorialidad específica y ha afectado
a distintas zonas del país que han padecido con mayor crudeza los estragos de
la misma. Esas regiones y territorios estuvieron durante décadas al margen de la acción estatal y son más el
resultado de los esfuerzos de las comunidades que de bien estructurados y
ejecutados planes de inclusión y desarrollo por parte del Estado. De ahí se
deriva el sentido de pertenencia de las comunidades y su arraigo y defensa de
los recursos existentes en el territorio pues constituyen su principal fuente
de vida y bienestar.
La paz tiene entonces que pasar por los territorios, reconocer a
sus comunidades y concertar con ellas sus planes de desarrollo productivo y
social en el marco de un proceso de inserción real a la vida del país. Las
comunidades indígenas, afrodescendientes, raizales y campesinas se han ido
ganando en el desarrollo de sus luchas derechos que deben ser garantizados y
conservados. Es necesario tomarlas en consideración, hacer las consultas
previas pertinentes a cualquier proyecto de intervención en sus
territorios, pero también democratizar
la vida institucional en los mismos de tal manera que estas comunidades tengan
capacidad decisión, de gestión, de ejecución y de control social a lo que se
hace en las regiones y territorios del que son originarios.
Campo de las transformaciones en el ámbito de
las políticas de seguridad y defensa: Es inevitable aceptar que la finalización
del conflicto armado, la desaparición de la guerra, obliga transformaciones
institucionales profundas en la fuerza pública y que el paso de una sociedad
con alta conflictividad a una de media y baja conflictividad, demanda de una redefinición
de la función de la fuerza pública en una sociedad en conflicto pero en proceso
de construcción de paz.
Redefinir la misión de la
fuerza pública y las tareas en materia de su función en relación con la
precisión de los riesgos y las amenazas
para el Estado y la sociedad son parte fundamental de este proceso. El pasó de
policías militarizadas y ejércitos con funciones de policía propias de las
sociedades de alta conflictividad, hacia policía comunitarias y de seguridad
ciudadana y fuerzas militares en tareas de soberanía y protección de los
riesgos ambientales; el paso de la seguridad ciudadana hacia el discurso y la práctica
de la seguridad humana tiene que ser parte de las transformaciones de este periodo así como los temas del gasto
militar.
Desde luego, que el postconflicto debe garantizar la subordinación
del poder militar al poder político y que este ultimo debe emprender las
acciones para que se produzcan los ajustes que requiera la nueva situación
política de la nación. Pero ni la fuerza pública va a desaparecer, ni los
presupuestos se van a disminuir. Nuevas tareas que ya no serán de naturaleza
contrainsurgente tendrán que ser asumidas por la fuerza pública, lo peor que le
podría pasar al país, seria la existencia de unas fuerzas armadas y de policía
que siguieran operando frente al conflicto social como si se estuvieran
confrontando la insurgencia y el terrorismo. El postconflicto requiere sin duda
de un proceso general de reeducación y reentrenamiento de la fuerza pública.
Campo del acompañamiento Internacional al
proceso de implementación de acuerdos: es inevitable pensar en la
necesidad que la comunidad internacional juegue un papel relevante como garante
en el cumplimiento de los acuerdos y que sirva a la verificación de los mismos
en particular a lo que tiene que ver con la etapa que sigue al proceso de
terminación del conflicto y dejación de armas.
Sin embargo no es lo único en lo que la comunidad internacional
puede ayudar a los procesos de normalización y reconstrucción del tejido social
y el desarrollo regional. Pueden prestar una importante ayuda al acompañamiento
de las víctimas y a la consecución de recursos para el apoyo
a la construcción de la paz en el país en el apoyo a programas en especifico,
así como en la salvaguarda de la seguridad de quienes deciden el camino de la participación
política para que no se produzcan actos de retaliación criminal.
Colombia
tiene hoy una oportunidad única y feliz para salir de la guerra y conducir a
las nuevas generaciones a un futuro soñado y construido por todos, en el que no
se desconocen las contradicciones e interés contrapuestos, pero en el que se
decide transitar los caminos de la democracia amplia y profunda a través de la
participación política en los escenarios
institucionales para generar los cambios que se requieren para vivir en una
sociedad de conflictos que trabaja a diario por una paz estable y
duradera.
Los campos de acción y las áreas de
trabajo de las universidades en el
postconflicto
Estos campos de acción, por llamarlos de
alguna manera, deben convocar la
atención de la academia más allá de las urgencias institucionales y de los
intereses políticos, en pensar que significa la paz en el modelo económico
vigente y cuales son realmente sus posibilidades para llenar al país de
expectativas reales y no generar frustraciones futuras. Esto significa pensar
cuál es la paz histórica que se puede
construir en el marco de los límites del modelo de desarrollo existente, esto
es, en el universo del capitalismo, en su fase neoliberal y el mundo
globalizado. Es desde esta realidad en tensión con las practicas de resistencia
y violencia política que hay que llenar de atributos el concepto de paz con la
mayor objetividad posible; preguntarse desde la academia y las regiones en la
realidad de la mismas, qué es la paz
territorial, integral, con justicia social u equidad, para no llenarla de
atributos irrealizables que llenando de expectativas generen nuevas
frustraciones a la nación.
Son muchos y
diversos los frentes de trabajo que comprometen la academia en el periodo de
transición y postconflicto para los cuales hay que estar preparados. El valor
agregado de cada universidad, está en su
capacidad para expresar su voluntad institucional y política de comprometerse
con los cambios que se requieren, ajustarse a las necesidades y urgencias de
los procesos, sobre la riqueza de sus tradiciones y aprendizajes, y su
capacidad para operar en relación con las instituciones del Estado y la
distintas formas de organización de las comunidades y la sociedad en general.
Pero debe ser claro que no le corresponde a las universidades implementar
acuerdos, ni reducir sus agendas académicas a los mismos; lo que le corresponde
es disponer la voluntad institucional hecha oferta de servicio y compromiso
para construir procesos que convocan distintos campos de acción de los cuales
me permito enunciar algunos sin que ellos cierren el universo de posibilidades:
1.
Un papel
importante juegan las universidades en la construcción de una cultura
de la paz que permita la irrupción de nuevas ciudadanías y liderazgos sociales que ayuden a aumentar procesos de inclusión en el ejercicio
pleno de los derechos fundamentales y los
derechos humanos. Todas las áreas de educación,
ciencias sociales y políticas están convocadas a trabajar en esta
tarea fundamental.
2.
En el desarrollo
rural integral las ciencias
agropecuarias, las ingenierías ambientales, las ingenierías agricolas y
civiles, las ciencias humanas, la sociología y la antropología, las ciencias
administrativas, económicas y jurídicas, entre otras disciplinas son
fundamentales para implementar la transformación del campo y de la vida rural.
En general es necesario que cada programa se piense en relación con las
necesidades y se adecue para responder de manera pertinente a las mismas. Un
novedoso y bien pensado programa de Ingeniería
Rural seria de gran utilidad.
3.
El desarrollo organizacional, económico y
empresarial desde distintas perspectivas y enfoques que comprometan el
orden de las economías campesinas y populares, la generación de nuevos
proyectos económicos, renueve y fortalezcan las empresas de economía solidaria,
articulándolas a planes de desarrollo comunitario y social y, a posibles
alianzas estratégicas con sectores de agroindustriales y empresas de mercadeo,
convocan programas pilotos de investigación en una alianza entre las
universidades y las comunidades en los territorios que esta precedidos de
programas de capacitación y formación técnica y profesional.
4.
El sector minero energético convoca grandes esfuerzos de la academia para
el diseño de nuevas, vigorosas y conservacionistas practicas de explotación en
las que las áreas de ingeniería y la administración de empresas juegan un papel
sobresaliente así como la ingeniería ambiental. Hacer el uso debido de los
recursos naturales desde una perspectiva sustentable de economías limpias llama
a la academia al desarrollo de programas de ciencia, tecnología e innovación en
contextos regionales, productivos y ambientales específicos. En estos procesos
poder contar con una Ingeniería del Aguas
seria de gran utilidad.
5.
El tema de Estado,
Sistema Político y Gobernabilidad
convoca toda la batería de Ciencia Políticas y Sociales, así como de las
Ciencias Jurídicas, en una perspectiva de aportes a los procesos de ampliación
y profundización de la democracia, mejores sistemas de gobierno y gobernabilidad y a una relación de gobernanza en la que interactúen de manera complementaria y
armónica lo público, lo privado y lo social. En este tema es necesario
fortalecer la participación social y política en una nueva concepción de empoderamientos ciudadanos que transformen
desde el ejercicio de la gestión pública los problemas del clientelismo, la
corrupción.
Se trata de aportar desde la academia en la
construcción de una nueva escuela de pensamiento sobre lo político y lo
institucional, en una sociedad que deja
atrás la violencia para encontrase con la civilidad democrática. Una deuda
grande tienen las universidades con las reformas
a la justicia y al sistema político en general pues han perdido la
posibilidad de ser escuchadas y tenidas en cuenta por la institucionalidad
jurídica y política de la nación. Es necesario que la academia recupere el
lugar que debe tener la ciencia y la cultura en el escenario institucional de
la política como voz de la conciencia colectiva.
6.
El tema de salud
y vida es de mayor integralidad y
convoca las especificidad del área de las Ciencias
de la Salud, pero igualmente, de
todas aquellas que se requieren para garantizarla; temas como seguridad alimentaria, vivienda,
medio ambiente sano, educación… entre un centenar de posibilidades hace de esta
área un universo de relaciones inter y multidisciplinarias que deben apuntar a
garantizar las mejores condiciones de salud para la ciudadanía.
7.
Sobre medio ambiente y biodiversidad. El trabajo que pueden realizar las universidades a este
respecto es amplio, desde el diseño de estrategias de utilización sustentable
del medio ambiente a procesos de recuperación y conservación de la
biodiversidad, estudios de impacto ambiental y manejo adecuado de recursos
naturales. El país debe construirse en medio de una cultura de sustentabilidad
ambiental que atraviesa todos los espacios de la vida social y productiva de la
nación y que compromete la sociedad y la institucionalidad en la armonización
de la vida natural con la social. El manejo de los residuos sólidos, los
procesos de reciclaje, la produccion de abonos orgánicos, los programas de
basura cero, la optimización de los ciclos del agua, las mediadas contra el
calentamiento global entre otras líneas de trabajo deben ser objeto de las
distintas áreas de conocimiento en los campos de la investigación, la formación
ciudadana y la extensión solidaria.
8.
Etnología Arte y Cultura. La condición multiétnica y pluricultural de la nacion
obliga al estudio de las relaciones con las comunidades indígenas,
afrodescendientes, raizales room, a la conservación de sus culturas y al
entendimiento de sus relaciones y formas de organización sociales y políticas
así como a la garantía social, institucional y constitucional de sus derechos
en el marco de una sociedad diversa e incluyente.
Un papel fundamental juega en los periodos de
transición la recuperación de la cultura, las tradiciones y el folclor de las
comunidades en las distintas regiones del país por parte de sus poblaciones y
sus instituciones labor que compromete la investigación y el trabajo de las
universidades. Es necesario abrirse a modelos de formación profesional para
estos grupos desde las posibilidades y requerimientos de sus culturas.
Nada llena de más identidad y orgullo a los pueblos
que sus expresiones culturales y artísticas; la música, la pintura, la
literatura, la poesía y el arte en general cumplen un papel sobresaliente en
los procesos de reconciliación y armonización de la vida social.
9.
Mujer, género, desarrollo integral y productivo. Un largo proceso de empoderamientos de las mujeres en
todos los campos de la vida nacional debe abrirse durante el postconflicto,
porque han sido ellas como se ha evidenciado en el tema de victimas quienes han
padecido con mayor rigor los efectos del conflicto y de la violencia; para ello se debe estar preparado cultural e
institucionalmente. Los estudios de género y los programas de visibilizacion,
reconocimiento e inclusión de las mujeres en los procesos políticos, culturales
y productivos hacen parte de las tareas esenciales del postconflicto en el que
las universidades tienen un papel esencial que jugar. Las ciencias humanas y
sociales deben abrirse a un espacio de trabajo con las mujeres y las
poblaciones LGTBI, para generar una sociedad con mayor inclusión y mas diversa.
10. Hábitat,
Ciudad y territorio. El abordaje de
este tema implica una aproximación multidimensional propia de la ecología
urbana contemporánea. A
través de él se busca identificar y construir el espectro de eco-regiones
colombianas que promueva los mayores retos para la investigación y la gestión integral del hábitat, la ciudad y
el territorio. Se pretende promover el estudio de estos procesos atendiendo
el contexto contemporáneo que impacta tanto las formas de ocupación del
territorio, las relaciones y escalas territoriales, las expectativas sociales
sobre la sostenibilidad, conservación y calidad del hábitat, así como la
producción del conocimiento en las ciencias del territorio y del hábitat y las
disciplinas del urbanismo y el ordenamiento territorial.
Como
lo señala el instituto Hábitat, Ciudad y
Territorio de la Universidad Nacional de Colombia, estos temas convocan la investigación desde la perspectiva de la
producción de conocimientos y enfoques críticos, útiles y creativos para la
realidad nacional y la comprensión de las problemáticas concernidas con la
construcción y transformación social del hábitat, y el ordenamiento y la
sostenibilidad responsable del territorio y la ciudad y la ruralidad en
Colombia.
11. Tecnología de la información y la comunicación. Un universo de posibilidades para la ampliación de la
democracia, la educación y el desarrollo social y productivo se abre a través
de las tecnologías de la información y la comunicación colocadas desde la
academia en perspectivas de paz y convivencia. A este respecto las ingenierías
de sistemas y los programas de comunicación y educación juegan un papel
importante en los procesos de alfabetización tecnológica para el uso adecuado y
pertinente de la información y el desarrollo de sistemas sociales y alternativos
de comunicación.
12. Educación
desarrollo y equidad. Siempre se ha
afirmado que la educación es la base fundamental del desarrollo y la
convivencia democrática y pacífica de la sociedad, pero lo que el modelo
educativo nos está arrojando es conflictividad, exclusión y falta de
posibilidades de futuro. Es necesario hacer una revisión académica juiciosa de
los programas educativos a todos los niveles descongestionarlos y
des-ilustrarlos, para volverlos de mayor excelencia y pertinencia, más acordes
a los retos del mundo moderno y mas pensados desde la diversidad de aptitudes y
actitudes de los niños y niñas, jóvenes y en general de la población en
consonancia con las motivaciones e intereses
personales y las necesidades y urgencias nacionales. Hay que diseñar
modelos educativos que formen seres humanos integrales, favorezcan el
desarrollo nacional, contribuyan a crear equidad y propugnen por sociedades de
buen vivir y de bien estar, esa es una tarea en la que las universidades en su
conjunto deben responsabilizarse y comprometerse.
13. Integración
regional y relaciones internacionales.
Los procesos de integración regional y el relacionamiento con el mundo obliga a
que las universidades se piensen en una perspectiva más amplia que el solo
espacio institucional o nacional, como agentes fundamentales de las políticas
de relacionamiento cultural, social, económico y político del país con el mundo.
El tema
de la globalización y de su impacto social, como marco referencial amplio de
las nuevas modalidades de la integración regional y global convoca a que se
analicen los procesos de globalización y regionalización de los mercados y sus
repercusiones sociales en América Latina y en el país y, se miren las repercusiones sociales de la integración
de los mercados sobre el ámbito de las oportunidades y las relaciones
laborales. Asi como la necesidad de replantear el tema de la integración en sus
múltiples dimensiones que, además de la económica y la política, incluye la
social, la cultural y la de la seguridad regional.
Igualmente
es necesario que las universidades en sus programas específicos revisen el
impacto de la globalización cultural sobre las modalidades de la integración
regional. E igualmente se examinan las
relaciones entre los conceptos y fenómenos de la integración económica, la
globalización extraeconómica y el autodesarrollo indígena, entre otros temas
que convocan este eje trabajo.
En síntesis un universo de posibilidades se abre para
las universidades en el periodo de transición y postconflicto que convoca a la
generación de ajustes y a la comprensión adecuada de las condiciones reales de
los procesos institucionales, poblacionales y territoriales. El primer paso que
se debe dar es la renovación de la voluntad institucional y el rompimiento con
las paquidermias académicas y administrativas que no permiten que las
instituciones marchen al paso de las necesidades históricas y que las mantienen
relativamente relegadas de los procesos sociales y políticos de la nación. Hay
que volcarse al país a través de programas de investigación, formación y
extensión que sean pertinentes para los retos que tiene nación en el periodo de
transición y postconflicto armado en el
camino de ayudar a construir una sociedad más democrática, justa y de mayor
bienestar y buen vivir.
Disculpas por el siguiente comentario, orientado a establecer contacto o comunicación con el autor de esta publicación, el docente Carlos Medina Gallego docente investigador de la Universidad nacional, para hacerle extensiva la invitación como ponente al foro "El papel de las ciencias agrarias en el pos-conflicto", el cual se llevara a cabo el día 22 de mayo del presente año. Creo muy importante su criterio, opinión y aporte que enriquece, este foro. La invitación que realizo, es en representación de la universidad de los Llanos. Muchas Gracias espero pronta respuesta.
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