43 años después del 19 de abril de 1970, fecha
en el que la democracia fue violada, se presenta la misma situación en nuestro
país. Hoy, 9 de diciembre de 2013, en el marco de las negociaciones en la
Habana -negociaciones que tienen como gran tema la apertura democrática-, se
violenta no sólo una alcaldía, sino la posibilidad de transformaciones
gubernamentales, de que la oposición y la izquierda tengan la posibilidad de
ser gobierno, para llegar a ser poder.
El
procurador Ordoñez, santo inquisidor de la democracia, desde el pasado 21 de
Junio de 2012, formuló el pliego de cargos contra el alcalde Gustavo Petro,
haciendo mención a una supuesta falta gravísima por las irregularidades en la
implementación del nuevo esquema de basuras de la capital. Para el Ministerio
Público hubo una “falta de planeación y un presunto detrimento patrimonial por
la cancelación de los contratos a los operadores privados de recolección de
basuras y la contratación de volquetas para el esquema de recolección de
desechos diseñados por la Administración Distrital”.
Sin embargo, es
evidente la situación que afronta el país. La reconfiguración de un bloque de
derecha que tiene como objetivo impedir a como dé lugar, las trasformaciones
mínimas que necesita el país para avanzar en aperturas políticas y
democráticas, algo que ha sido tan lejano y utópica en esta, la “democracia” más antigua en América Latina.
La destitución
de Gustavo Petro es un acto político, que manifiesta la intención de impedir la
defensa y la reconstrucción de lo público, la construcción de políticas
públicas que tengan como fundamento la defensa de la propiedad colectiva y los
derechos del pueblo, en el sentido más ambicioso del término. Es un acto de la “Santa
Sede Privatizadora” en contra de los logros de la alcaldía de Bogotá Humana,
entre los que se destaca la reducción en las tarifas de transporte público, el
reconocimiento del mínimo vital de agua potable para los estratos 1 y 2, la
reducción de las tarifas de aseo para todos los estratos, el incremento anual
de un billón de pesos en el presupuesto para la educación, la inclusión de la
población recicladora en el esquema de aseo de la ciudad, la conversión de la
Plaza la Santamaría a Centro Cultural, la Creación de la Secretaria de la
Mujer, entre otros.
Pero además de
la destitución por el cambio de sistemas de basuras, que no demuestra más que
la “ilegalidad” inmersa en el Estado que tiene la estatización de servicios públicos,
es bastante diciente el tiempo por el cual fue inhabilitado: ¡15 años! Cuando
varios de los funcionarios que hoy están siendo juzgados por parapolítica, no
alcanzan ni siquiera a los 8 años ¿Qué es más grave para el Procurador Ordoñez?
¿Una alcaldía de izquierda que va contra el santo grial de la privatización,
que profana el nombre de la igualdad al instalar el centro más grande de Suramérica
para la población LGBTI? Ó ¿Los crímenes atroces cometidos por los “ángeles”
que vienen a cumplir con la Santa Orden de la inquisición, de matar a líderes
populares y atormentar al pueblo colombiano? La respuesta, lastimosamente,
parece más que obvia.
Otro debate que
deja una preocupación en el país es, ¿Qué mensaje deja esto para la mesa de la
Habana? En un proceso de negociación de apertura democrática y garantías para
la oposición, este acto no es más que un mensaje de alerta de la actitud
estatal, pues las garantías no es sólo que no se dé una muerte física a la política,
sino también que no se mate a la política institucionalmente, pues es claro que
la destitución de Petro es un ataque a su gobierno, a la izquierda del país, y
demuestra la ausencia de condiciones para ser gobierno y llegar a ser poder.
Sin embargo, la
actitud no debe ser el abandono de los diálogos y la continuidad de un método
que desde hace varios años demuestra su incapacidad para un cambio efectivo en
el país. El camino que se abre, es la movilización popular, una movilización
que traspase las fronteras distritales y que ponga de presente el debate sobre
la democracia y las garantías de la oposición, que van mas allá de un estatuto,
sino de las formas de construir aquello que tanto dicen que somos pioneros en
la región, la democracia.
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