No solo se nos meten los tombos con autorización del rector
a orinarnos nuestro campus, no solo reducen el presupuesto para mejorar la
calidad académica, no solo mienten para robarse los pocos recursos de bienestar
que otorga la universidad, sino que
siendo poco, atacan de frente y planificadamente a los procesos estudiantiles
que intentan apropiar la sede de la 72. Después del paro nacional universitario
hemos pasado por señalamientos a los
estudiantes críticos (sobre todo en el B), la conducta policiaca de los
celadores y sus perros entrenados, el esmad cascándonos en cualquier
movilización por pacifica que sea, y ahora se nos metieron con algo que era carne
propia de nuestra identidad como profes, me refiero a las casetas estudiantiles
que guardaban los materiales para hacer actos culturales, asambleas, foros, murales,
cositas a los que venden pal rebusque, libros (un lugar de apropiación del estudiante
que llevaba un poco de la esencia de la universidad); esto lo hace la administración
de la manera más vil y cobarde, de espaldas a la comunidad, sin previo aviso ni
justificación, simplemente aprovechando la ausencia de personas a causa de las
vacaciones y contrabiando los intereses de todos los estudiantes, profesores y
trabajadores que laboran en ese campus.
Pero el motivo de tal injuria es una bofetada para
tentarnos, un golpe que nos manda la administración en representación de todos
los riquillos del sector que quieren sacarnos de la 72, los cuales buscan
hacernos imposible la convivencia, simplemente porque no encajamos en las
necesidades del sector, que preferiría el terreno para un banco u otro centro
comercial, en vez de “soportar” a personas críticas que se movilizan para
mejorar la educación y la sociedad.
Cada caseta, fotocopiadora que ya no esté, cada olla o pintura
que se pierda, cada salida de campo que se deje de hacer, cada reducción de
profesores de planta, cada estudiante que se le deja de dar clases en la 72 y
lo llevan a otra universidad es un ataque fruto del mismo plan que terminará
acabando con la universidad pedagógica como un lugar para cuestionar el orden
actual, para construir pedagogía, para aprender e inventar y nos conducirá a la
universidad Mc Donald´s que desea el gobierno, lejos del centro financiero de
Bogotá pero lejos también de una función comprometida con el pueblo colombiano.
Por eso es necesario que defendamos nuestro campus, EL OTRO
SEMESTRE TODOS MANO A MANO A RECUPERAR NUESTRAS CASETAS Y A HACER MAS PARA QUE
NO SE ACABE LA UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL.
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