En
Colombia las leyes siguen siendo para los de ruana
Cuando hace unos
11 años arribo a la presidencia el
terrible Señor Oscuro, (léase Álvaro Uribe Vélez), llevo a las más altas esferas de la política
nacional uno que otro vicio gamonal, obedecer solo a su pensamiento, y una que
otra vez a “Dios” y a la “Santa Iglesia”.
De esta manera los
tres poderes constitutivos del estado, se vieron reducidos a lo que el señor
presidente tuviera en gracia. El poder Legislativo totalmente cooptado en sus
dos cámaras solo ejecutaba los proyectos que al ejecutivo le apetecían,
mientras por su parte, el poder Judicial unas veces acorralado, otras veces
maniatado y otras veces cómplice; permitía, aprobaba u omitía las infracciones
en las que el ejecutivo recaía constantemente.
Los vicios
gamonales por supuesto no se reducían al presidente, “su ejército”, que
evidentemente perdía bajo sus designios su carácter Nacional, fue reduciéndose
de forma progresiva a una cuadrilla
privada que ahora pasaba a salvaguardar
una finca un tanto más grande que el Ubérrimo,
finca que lleva por nombre Colombia.
Ese ejército, fiel heredero de los vicios de su patrón, es el que hoy desconoce los designios de las
Altas Cortes de la rama judicial, que valga decirlo, de alguna manera se han
opuesto a la subordinación al ejecutivo. La sentencia C-879 de 2011 de la Corte
Constitucional, que acudiendo al artículo 28 de la Constitución Nacional, prohibió lo
que bajo lectura del Ejército y la
Ley 48 de 1993 les permitía en cuanto a reclutamiento y Servicio Militar
obligatorio, es decir todo tipo de
batida o redada en lugares públicos, quedan
eliminadas de las competencias militares.
A lo anterior debe
sumarse la imposibilidad de retener a
civiles bajo cualquier pretexto que involucre la indefinición de su situación
militar.
No obstante, tercos
y testarudos los miembros de las Fuerzas Armadas Colombianas siguen haciendo lo
que bien les place, algunos dirían que resultaría ser un juicio apresurado
sostener que esto significa reclutamiento
forzado, pero entonces cómo podríamos juzgar el hecho de que mientras la administración de
Bogotá, capital nacional, adelanta escenarios sobre la objeción de conciencia¸ los
militares colombianos siguen reteniendo jóvenes, a todas luces, contra su
voluntad para que se “pongan al día con su situación militar”, como queda
evidenciado en estas imágenes tomadas el 3 de julio, en el centro de la ciudad de Duitama
sobre las 4.pm, donde efectivos del Batallón Nro. 2 de Caballería José Miguel
Silva Plazas adelantaban un operativo contra jóvenes civiles.
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