Este 15 de junio se elegirá el candidato que será por cuatro años presidente de Colombia. Teniendo en cuenta nuestro panorama y la diversidad de posturas que existen a tal hecho, aquí queremos contarles cuales son las opciones que se han planteado en las últimas semanas. Reconociendo que el momento político por el que pasa nuestro país no es el mejor y que decisiones como estas son productos de reflexiones de diferentes sectores y no es una decisión fácil para los mismos. Queremos aclarar que es posible que se nos escapen muchos argumentos de las posturas, pues no se pretende hacer un tratado de cada una de ellas, pero si pretendemos animar la discusión electoral, porque esta no debe ser desapercibida por su importancia, necesidad de atención y construcción.
Yo no voto, yo me abstengo:
El abstencionismo activo, plantea que votar es legitimar el sistema político –construido desde la oligarquía y en función de la misma- que está hecha de mecanismos como el voto, para cerrar la democracia y participación de los ciudadanos.
Por otro lado, consideran que los candidatos no son opción de cambio para el país, pues estos representan la misma política económica y anti-democrática, son dos figuras que no responden a los sentires y necesidades del pueblo Colombiano.
Proponen que cambiar el país implica empoderarse de la lucha exigiendo los derechos, es así que cambiará la realidad. Porque cambiar las cosas no tiene mucho que ver con votar o no votar, tiene que ver con hacer trabajo popular, en las calles, con los vecinos, en el barrio, en las universidades, en los campos, es decir, construyendo desde abajo.
Además, votar en estos momentos es no tener –o arriesgarse a perder- coherencia política, distorsionando la misma. Ya que gran parte de la izquierda se propone votar por el menos peor, sin contemplar que dicho voto podrá contribuir a la construcción de una figura mucho más peligrosa que el mismo Uribe. Votar por el menos peor –Santos- es legitimar de una u otra manera lo que ha hecho y le falta por hacer.
Voto por Oscar Iván Zuluaga:
Hay quienes proponen que votar por Zuluaga contribuirá a exacerbar las contradicciones, lo cual hará que el pueblo por fin despierte y se organice.
Por otro lado, están quienes creen que la lectura de que Santos es el mal menor, es un error, pues “el santismo es responsable de todas las cosas malas que han pasado en Colombia en los últimos cien años”1 ya que él es representante de la oligarquía histórica en Colombia. Razón por la cual como históricamente ha hecho esta, firmará la paz sin cumplirla. Mientras que “una paz con Zuluaga tal vez sea más difícil, pero hay más probabilidades de que se cumpla”2.
Por último, están quienes si creen que Zuluaga es la opción de cambio que arreglará las cosas y por fin se tendrá una Colombia distinta. Creen que con él, así como ocurrió con Uribe, las FARC perderán mucho más territorio, lo cual permitirá que se pueda visitar y habitar tranquilamente el país. Él definitivamente acabará ya sea por la vía militar o negociada con el peligro narco-terrorista, pues su mano firme no venderá a Colombia y sus instituciones en unas negociaciones, y por tal razón no se contribuirá a la impunidad del castro chavismo.
Yo voto por la paz, no por el modelo de país de Santos:
Si bien los cuatro años de gobierno de Juan Manuel Santos han estado marcados por una cantidad incontable de paros de distintos sectores sociales, algunos actores de la misma izquierda que ha sido protagonista en estas huelgas, hoy se suman a la campaña por la reelección del presidente Santos argumentando una única razón: Santos representa la salida política al conflicto armado, mientras que Zuluaga con todas sus rectificaciones de que sí continuaría con el proceso de paz, es abanderado del modelo político del uribismo que en dos años de conversaciones con las FARC siempre ha estado en férrea oposición.
Distintos sectores de la izquierda apoyan la votación de Juan Manuel Santos bajo el lema: “Voto por la paz” dónde declaran oponerse al modelo neo-liberal extractivista que ha llevado Santos en su gobierno y que seguirá llevando en caso de ser reelegido, pero que en este momento en el que la continuidad del proceso de paz con las FARC está en peligro, hay que poner a la paz por encima de cualquier interés político o personal. “Nuestra única coincidencia con el candidato presidente es la solución política al conflicto armado, que exige la continuidad de la mesa de diálogos en La Habana y el cumplimiento de los seis puntos incluidos en la agenda, así como la inclusión de otras fuerzas insurgentes, el ELN y el EPL y la toma de medidas prioritarias como el cese bilateral al fuego. Ratificamos la oposición en contra del modelo económico neoliberal, que solo ha traído desigualdad y pobreza al pueblo colombiano y que ha sido aplicado por los últimos gobiernos de los partidos tradicionales.”3
Ni Santos ni Zuluaga, yo voto contra ellos; en blanco.
El voto en blanco ha sido protagonista durante las jornadas electorales que se han llevado a cabo este año, y a pesar de no tener un carácter definitorio en la segunda vuelta, sus promotores siguen impulsándolo y viendo en esta opción una verdadera alternativa para el conjunto de las organizaciones sociales y del pueblo en general.
Los resultados de la primera vuelta arrojan cifras que hay que detenerse a contemplar con mucha atención: abstención del 60% y la altísima votación en blanco (770.610 votos, 6%, que nunca en una elección presidencial había superado el 1.9%) y que unida al 2,35% de votos nulos (311.758) y al 0,4% de no marcados (52.994), los cuales también significan rechazo y repudio a todos los candidatos, totaliza 8.75% (1.135.362 votos)4 .
Estas cifras sumadas al momento político actual en el que los sectores políticos tradicionales ponen al país en la disyuntiva entre la guerra y la paz, logran que el escenario sea propicio para ir el 15 de Junio a las urnas y mostrar el descontento popular votando en contra de estos dos candidatos marcando el voto en blanco.
Sus defensores argumentan que una votación mayoritaria del voto en blanco en segunda vuelta le quitaría cualquier legitimidad a un presidente elegido por una ínfima minoría, dejando al ganador de la segunda vuelta sin piso para confrontar al conjunto del pueblo en sus reivindicaciones, uniendo así a los sectores sociales organizados y logrando un terreno propicio para consolidar las luchas históricas de los sectores subordinados.
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[1] William
Ospina: De dos males. El Espectador. 1 junio de 2014. http://www.elespectador.com/opinion/de-dos-males-columna-495794.
[3] La Unión Patriótica votará por la salida política al conflicto. Semanario Voz 1 de Junio de 2014
http://www.semanariovoz.com/2014/05/30/la-union-patriotica-votara-por-la-salida-politica-al-conflicto/
[4] No elegir entre dos males: elige un bien, vota en blanco ¡Derrotar a
Zuluaga-Santos, votando en blanco el 15 de junio. El Socialista 18 de mayo de
2014
http://pstcolombia.org/article/no-elegir-entre-dos-males-elige-un-bien-vota-en-blanco-%C2%A1derrotar-zuluaga-santos-votando-en-b
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