Según el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (WWF por sus siglas en ingles), el pasado jueves 13 de agosto se cumplió el día de la sobrecapacidad de la Tierra. Este día se cuenta como la fecha en el que la humanidad consume todos los recursos naturales que se deben utilizar en el año y que pueden ser recuperados en el mismo periodo de tiempo, es decir es el día en el que se empieza a generar un sobregasto de recursos naturales, ocasionando lo que se ha denominado como la huella ecológica humana, que no es más que el reflejo de nuestra actividad en la naturaleza.
El día de la sobrecapacidad de la tierra, se empezó a medir en octubre del 2000, y desde entonces se ha venido corriendo hasta el 13 de agosto, es decir cerca de tres meses en los que se ha venido aumentando la sobrecapacidad de la tierra, un ejemplo esto, es que en años pasado este día se midió el 19 de agosto, es decir que tardábamos otros siete días en gastar los recursos de un año, lo que significa que en este momento le estamos imponiendo una semana más de sobrecarga a la naturaleza.
Sin embargo, esta medición genera diferentes dudas respecto a bajo qué criterios se pueden medir los recursos necesarios para la supervivencia de la humanidad, en respuesta a que necesidades, y que tipo de nivel de vida se está equiparando esta medición, pues según lo que plantean organizaciones ambientalistas como Global Footprint Network (NPG) y Planeta Vivo 2014, si continuáramos con el nivel de consumo que tenemos actualmente se necesitarían cerca de 1,5 planetas para solucionar nuestras “necesidades” y se calcula que para el 2050 necesitaríamos cerca de 3 planetas para solucionar nuestras demandas de recursos.
Estas alarmantes cifras nos dejan ver el problema profundo al que nos enfrentamos, un sobre consumo de recursos naturales, que necesariamente tiene que ser disminuido para evitar que la huella de contaminación y daños ambientales que se viene generando debido a nuestro nivel de vida siga avanzando tal como lo viene haciendo y que de cierta manera se refleja en esta medición.
Por otro lado esto genera una gran duda frente a la institución que establece esta medición, el Fondo Internacional para el Medio Ambiente es una institución multilateral, que se encuentra apoyada por el Banco Mundial (BM) diferentes países parte del G-20, es decir grandes potencias económicas del mundo y apoyado por diferentes entidades y empresas privadas, y es decir los mismos que generan una gran contaminación, generan un organismo que se preocupa por el tema, pero de manera ligera y sin la profundidad y trascendencia debida, pues no se ve un cambio en las políticas ambientales generados por estos países y empresas. Entonces el problema no es de una negación de la problemática, sino de falta de voluntad política para dar soluciones reales a la misma.
Por ejemplo entre los países que apoyan el Fondo Internacional para el Medio Ambiente se encuentra Estados Unidos el cual nunca quiso firmar el tratado de Tokio, y como ya habíamos mencionado: el Banco Mundial el cual continuamente ha orientado a los países de América Latina, Asia y África a continuar con el aumento de la explotación minera y petrolera como también a fomentar las grandes extensiones de monocultivo, la aplicación de pesticidas de empresas como Monsanto entre muchas otras políticas que continúan generando una gran agresión al medio ambiente, y que por ejemplo en el caso de Colombia se ven reflejadas en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) del gobierno actual, en las locomotoras del desarrollo planteadas por Santos en su primer gobierno ente otras.
Para finalizar, como ya hemos mencionado las empresas y en especial las multinacionales son las culpables de gran parte de la contaminación y de la llamada huella ecológica humana, sin embargo es cierto que nuestro consumo exacerbado, estimulado por las grandes empresas también es en parte culpable de la contaminación existente en la tierra, hecho que requiere no solo nuestra reflexión juiciosa, sino la transformación de nuestros hábitos de consumo, para evitar que esta huella ecológica siga creciendo de manera desenfrenada, al punto de que (no sabemos si ya sea así, y esperamos que no lo sea) no haya marcha atrás y pongamos en riesgo nuestra supervivencia como especie, y la del resto de la vida que habita este planeta, la transformación el rumbo que llevamos esta en las nuestras manos, no permitamos que siga creciendo la huella ambiental y con ella los daños ambientales
No hay comentarios:
Publicar un comentario