"Cuando me bajaron de la patrulla y después de echarme un spray
picante en la cara me dejaron en una mesa, y allí empezaron a pegarme,
bajándome los pantalones y me pegaron en las nalgas, yo gritaba y
lloraba, y ellos me decían que era una perra, que me callara"
En los últimos 3 años la Comuna 8 de
Medellín ha vivido el recrudecimiento del accionar militar de grupos
armados y su confrontación con la fuerza pública; en el medio una
población empobrecida, desplazada forzadamente del campo a la ciudad,
habitando barrios sin acueducto, alcantarillado, vías y equipamiento
colectivo. Miles de familias que derivan el sustento del trabajo
informal y en las cuales las niñas y los niños, abandonan la escuela por
proteger sus vidas y por falta de medios para mantenerse en el sistema
escolar, más de 100 familias afrodescendientes obligadas a desplazarse
al finalizar el año 2012, reclutamiento forzado de niñas, niños y
jóvenes, explotación sexual y trata de mujeres niñas y jóvenes; son solo
algunas de las problemáticas de derechos humanos que describen la grave
crisis humanitaria que vive la comuna 8, agravadas por la creciente
militarización y control social que ejerce la policía en la zona,
constituyéndose como responsable de la conflictividad social y armada,
en contravía de sus obligaciones constitucionales en el marco del estado
social y de derecho.
Los hechos violentos protagonizados por
la policía el pasado 20 de enero de 2013, en contra de varias mujeres
menores de 18 años y un hombre de 16 años, que en términos de la
convención de los derechos de los niños (ONU) ratificada por Colombia,
son niños en tanto no han alcanzado la mayoría de edad; reflejan el
nivel de vulnerabilidad de la población en general, y en particular de
la infancia y la juventud, y la encrucijada entre violencia social y
violencia institucional que viven día a día en las comunas de la ciudad.
A continuación transcribimos el relato
de los hechos realizado por Amaranta (nombre ficticio) una de las niñas
agredida sexualmente, sometida a tortura, tratos crueles, inhumanos y
degradantes.
Amaranta participa con su familia, de
los procesos de formación y acción que realiza la RED JUVENIL con niñas,
niños y organizaciones de la Comuna 8 desde hace 3 años.
Esta denuncia ha sido presentada ante
las instancias correspondientes tanto judiciales y de control; en lo
penal, administrativo y de derechos humanos.
HECHOS:
“El domingo tuve una discusión con una
vecina del sector la cual hacia días estaba diciendo malas cosas de mí,
yo le dije que por favor dejara de hablar mal de mí y de mi familia,
ella me dijo que si no le gustaba pues que lo arreglaran los problemas
como mujeres y me tomo del pelo, agrediéndome y yo me defendí. En ese
momento llegaron policías pertenecientes a la estación de policía de
Villatina y nos separaron, pero a mi decían que me fuera para la casa,
yo les dije que no, porque iba a demandar a esa mujer porque yo era
menor de edad y ella tiene más de 25 años, los policías me decían que me
fuera para la casa que dejara de joder.
Entonces como yo les reiteraba que iba a
demandar ellos empezaron a estrujarme, y empezaron a pegarme, en ese
momento llegaron mis dos hermanas ambas menores de edad y trataron de
defenderme, ellos también las golpearon, y a una de ellas le dieron en
la boca con la pistola del policía dejándola hinchada y con el labio
fuertemente lastimado, en ese momento llego una patrulla y dijeron que
me iban a meter, en ese momento llego mi mamá y les dijo que por qué me
iba a meter que yo era menor de edad, y un policía se bajo de la
patrulla y cogió a mi mama de la nuca y la estaba asfixiando, en ese
momento mi mama perdió el conocimiento y se desmayo.
Luego los policías siguieron
agrediéndome, y a mi hermana de trece años la golpeaban fuertemente, su
novio, un joven de 16 años se metió y le dijo a los policías que no les
pegara mas, estos se fueron encima de él, golpeándolo fuertemente. Ya
después de los severos golpes que nos propiciaron los policías nos
montaron a mí y al otro joven a la patrulla y nos llevaron a la ESTACIÓN
DE POLICÍA DE VILLA TINA en el barrio CAICEDO, y cuando nos sacaron de
la patrulla nos echaron espray en los ojos, a mi amigo lo separaron de
mi y lo dejaron a fuera de los baños, y allí pusieron a llenar unos
baldes y lo golpearon fuertemente, con puños y pata, y a mí cuando me
bajaron de la patrulla y después de echarme un espray picante en la cara
me dejaron en una mesa, y allí empezaron a pegarme, bajándome los
pantalones y me pegaron en las nalgas, yo gritaba y lloraba, y ellos me
decían que era una perra, que me callara, que si mi mama no me reprendía
ellos si lo harían, y que yo como perra debía estar en el centro
putiando, y me hicieron arañazos por los lados de la nuca, como yo no me
dejaba coger ellos trataban de ahorcarme y me decían que no me pusiera
de sapa, porque resultaba picada, luego me cogieron del pelo y me
pegaron cachetadas, después me llevaron donde mi amigo, y nos pegaron a
los dos, y nos seguían echando espray, después de pegarnos nos echaron
agua en la cara y decían que para que nos ardiera mas la cara y luego un
policía cogió un balde lleno de orines y nos lo echo encima y seguían
diciendo que nos quedarnos callados que éramos unas bolas de mugre.
Después de esto llego otro policía y con una trapera me pego. En mi
cuerpo tengo los moretones, y heridas de las botas que los policías usan
y con las cuales me pegaron, además de los arañazos que me propiciaron
los agentes de la policía. A mi amigo le reventaron la nariz, y le
propiciaron un esguince en el tobillo producto de las patadas.”
Hasta aquí el relato de Amaranta.
Narra la madre de Amaranta que ella
llego con las otras madres en busca de sus hijas e hijo y les
solicitaron a los agentes de policía sus identificaciones, estos se las
taparon y les dijeron que los detenidos estaban bien; argumentos que no
respondían a la verdad, pues al momento de recibirlos comprobaron el
grave daño que presentaban sus cuerpos, incluso Amaranta y su compañero
de retención con dificultades para caminar. Al salir de la estación los
policías como es parte de su protocolo, les pidieron que firmaran un
acta de no maltrato, documento que las madres objetaron firmar pues era
evidente el grave daño que habían sufrido sus hijos menores de edad. Las
madres llevaron a Amaranta, y al joven de 16 años a un centro médico,
en el cual les atendieron las heridas propiciadas por la fuerza pública y
posteriormente se dirigieron a medicina legal en donde les indicaron
una incapacidad de 15 y 8 días respectivamente.
Hasta aquí la narración de los hechos.
Ante estos hechos que no son actos
aislados en la actuación de la policía, sino por el contrario, son
actuaciones sistemáticas e históricas en contra de la población
empobrecida, de las niñas, los niños y los jóvenes, que reflejan el
carácter militar y represor del estado como único método para afrontar
la conflictividad social; La Red Juvenil, organización Antimilitarista y
Feminista, con más de 20 años de accionar político, hace responsable
por los hechos sucedidos al gobierno de la ciudad, a sus autoridades
civiles y de policía y denuncia nacional e internacionalmente que:
El gobierno local y la fuerza pública
han fracasado en la garantía de los derechos humanos y las libertades de
la población, asumiendo acciones militares, de fuerza y criminalización
de cualquier alteración social, como excusa y justificación de su
presencia en la zona, ante la ineficacia para frenar la conflictividad
armada que vive la comuna 8.
El control social y militar de la
ciudad, solo ha incrementado el conflicto y se ha convertido en un
factor de agravamiento de la situación de niñas y niños, que desarrollan
sus vidas entre la violencia estatal y el reclutamiento forzado de las
bandas armadas.
Las agresiones narradas en esta denuncia
en el caso de las mujeres tienen una marcada connotación sexual,
constitutiva de una violación a los derechos humanos de las mujeres
consagrados en tratados internacionales. La presencia de la policía en
los barrios de la ciudad en una amenaza constante para las mujeres niñas
y jóvenes, sus agentes reproducen en el accionar el sexismo, el
machismo y la discriminación histórica de esta institución en contra de
las mujeres, quienes son denigradas y tratadas como objetos.
Esta violencia estatal tiene por objeto
reprimir a las mujeres enviando el mensaje de que a las mujeres el
espacio público no nos pertenece, nuestro cuerpo no nos pertenece, con
cada golpe se escribe: “te castigo, castigo tu cuerpo para castigar a
todas las mujeres”. Esta violencia estatal viola tratados y convenciones
internacionales suscritas por el estado colombiano.
La brutalidad policiaca es una constante
en los territorios de mayor conflictividad en la ciudad, que goza de
invisibilidad e impunidad .Las autoridades no la previenen, no la
investigan ni sancionan a los responsables, pues se actúa por fuera del
marco legal con la excusa de garantizar la seguridad y el orden, a la
vez que mantienen una política de “ciudad vitrina”, donde no pasa nada,
donde la seguridad es una ficción construida en militarización y la
propaganda oficial.
Finalmente hacemos responsable a las
autoridades locales en cabeza del alcalde y el comandante de la policía
de la ciudad, de la vida e integridad de las personas que han realizado
esta denuncia, quienes fueron claramente amenazadas por los agentes de
la estación de policía de Villatina, les instamos a proteger los
derechos de las víctimas, como es su obligación constitucional y a
colaborar en las investigaciones pertinentes contra los responsables
denunciados.
Convocamos a las organizaciones a dirigir sus pronunciamientos de solidaridad con las personas agredidas al correo electrónico:
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