"Los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos..."
(Alí Primera) ¡Vivirás por siempre, Comandante! ¡Te hiciste inmortal!
Hugo Rafael Chávez Frías (1954 - 2013)
Chávez
cumplió su palabra. Con su muerte, hace un año ya, no se fue, se multiplicó en
millones de venezolanos, de latinoamericanos que asumieron el compromiso de
continuar su legado. Su amor por la historia, su pasión por el béisbol, su
carácter jovial, su lucha ante las injusticias, su verbo encendido y
beligerante, son un fertilizante para cada pedacito de tierra desde el sur del
río Bravo hasta la Patagonia.
Ese
estadista e intérprete de las realidades del mundo, sigue siendo respetado por
sus detractores y opositores, admirado hasta la huesos por cada una de las
personas de buena voluntad, de quienes creen, gracias a él, en que un mundo
mejor sí es posible.
Chávez partió la historia en dos mitades y con él hubo un
antes y un después. Le dio voz a quienes no la tenían, le dio la dignidad a
miles de hombres y mujeres que asumieron el compromiso de fundar una Patria
nueva con todas y todos y para todas y todos.
A un año del suceso, trágico
y algo prematuro como quiera que se mire, quizá ahora entendemos mejor que los
grandes mitos emergen en verdad de los hombres más sencillos y normales, de
esos pocos como él, capaces de entristecerse en público, de contar riéndose sus
urgencias gástricas, de bromear sin arrogancia con un campesino, de enternecerse
con el juego de un niño, de abrazar a las hijas con toda la fuerza de su pecho.
De esos pocos como él, capaces de disfrutar al máximo un partido de pelota (béisbol),
de bañarse con placer de masas sudorosas y antes apartadas, de regañar sin
pelos en la lengua a un ministro, de pedirle a Dios, con lágrimas, que lo
hiciera sufrir pero que no se lo llevara tan pronto, capaces de convertir un “por
ahora” en un para siempre, de cantar el Himno con la garganta y con el alma.
Imperdonable sería, no
extrañar al estadista brillante y latinoamericanista por excelencia, al soldado
eterno, al Presidente que refundó a un país. Pero, si Chávez fue adoración para
millones, es porque sus ideas políticas se conjugaron con las virtudes y
defectos del ser humano. Y su vida pública se hizo de forma tan trasparente que
era una vida colectiva. Jamás fue irrealidad, paraíso apartado, líder remoto.
Fue gente, palabra desbordada, gesto, deseo, imperfección, tenacidad, carne, sabiduría,
verso y ¡pueblo!
Chávez vino del abrazo a
un pueblo, de lo imposible y lo posible, de la magia. Por eso hoy miles, cuando
les he mirado a los ojos en su patria, me dicen con orgullo incontenible que le
tocaron la mano una vez, o que estuvieron frente a su mirada en algún
escenario, o que se encantaron oyéndole el verbo y las ocurrencias a corta
distancia.
De ahí que, como nos
contó hace poco el presidente Nicolás Maduro, cuando aquel martes nefasto se
anunció que se iba a dar la noticia en cadena nacional de radio y televisión,
muchos camarógrafos se desmayaron al instante. Y por eso, enseguida,
un pueblo se volcó a las calles para decirle que seguiría sus pasos hasta la
muerte misma, conocidos y desconocidos se abrazaron fuertemente, y una patria
en llama viva se conmovió en todas sus esencias.
Pero al final queremos
decirle comandante, donde quiere que se encuentre usted, que nosotros lo jóvenes
del mundo ¡Lo extrañamos!, queremos decirle que su ejemplo y moral alta siguen
vivas en cada uno de nosotros, que a pesar de que los medios nos lo quieran
arrebatar asiéndolo pasar como un loco, para nosotros usted siempre será
nuestro comandante y nuestro amigo.
* Chávez, comandante, amigo - Ali Primera-: http://www.youtube.com/watch?v=jVt253Swatg
*Las fotos son tomadas y forman parte de la exposición "De tus manos brota lluvia de vida", de Rolbis Llacer, que se exhibe en el Memorial José Martí, en la Habana, Cuba desde el 4 de marzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario