La política de pacificación democrática no da tregua.
Con el animo de dar continuidad a las publicaciones más recientes de este blog, re-publicamos la siguiente nota de Camilo Raigozo.
Con el animo de dar continuidad a las publicaciones más recientes de este blog, re-publicamos la siguiente nota de Camilo Raigozo.
El pasado 26 de marzo fue encontrado el cuerpo sin vida del líder campesino José Alonso Lozano Rojas, defensor de derechos humanos y miembro de organizaciones campesinas como la Asociación de Trabajadores Campesinos de la Región del Guaviare, Asocatragua; Mesa de Unidad cívico-Agrario Popular del Oriente Colombiano, Mucapoc; Fundación para la Defensa de los Derechos Humanos del Oriente Colombiano, Dhoc, y del movimiento político Marcha Patriótica.
Lozano Rojas había desaparecido forzadamente desde el 24 de marzo pasado en inmediaciones del municipio de Mapiripán, luego de haber participado en actividades propias de las organizaciones sociales de las cuales hacía parte, en Villavicencio.
Este nuevo crimen de la estrategia militar-paramilitar del régimen demuestra el carácter violento y criminal de las oligarquías nacionales y extranjeras contra el pueblo colombiano, en momentos en que simultáneamente se adelantan diálogos de paz entre la insurgencia de las FARC EP y el Gobierno en cabeza del presidente Juan Manuel Santos.
Según la Red de Medios Alternativos, Rema, el cuerpo sin vida fue encontrado el 26 de marzo por campesinos moradores del margen del río Guaviare, quienes los trasladaron al centro poblado de Charras, jurisdicción del corregimiento Charras Boquerón, municipio de San José del Guaviare, departamento del Guaviare.
Lozano había sido delegado por Marcha Patriótica para coordinar la movilización y participación de los habitantes de esa región con miras a la gran marcha nacional del próximo 9 de abril.
Miles de campesinos de todas las regiones se movilizarán hacia la ciudad de Bogotá con el fin de tomar parte del gran desfile previsto para esa fecha, en respaldo a la mesa de dialogo entre el gobierno y las FARC – EP y por una paz con justicia social.
Los pasados 20 y 21 de marzo, cuando se llevaba a cabo en Villavicencio la asamblea de DHOC y Mucapoc, se presentaron hostigamientos por parte de desconocidos y de la Fuerza Pública contra asistentes a dicha reunión en la que se encontraba José Alonso Lozano Rojas.
Así mismo la Policía Nacional había pasado reiteradas veces a la sede de Mucapoc donde se desarrollaba la Asamblea, preguntando insistentemente qué actividad había y qué funcionaba allí. Al respecto Mucapoc hizo una denuncia pública sobre los atropellos el día 25 de marzo.
Asesinan a líder de restitución de tierras en Córdoba
En circunstancias muy parecidas el pasado 21 de marzo había desaparecido forzadamente el campesino Hermes Vidal Osorio, de 58 años, líder reclamante de tierras usurpadas a punta de motosierra y plomo por parte de la estrategia paramilitar del régimen.
Según informaciones de medios locales Vidal Osorio fue abordado por dos sujetos que se movilizaban en motocicletas quienes lo secuestraron y luego lo asesinaron en inmediaciones del municipio de Valencia, Córdoba, donde lideraba procesos de restitución de tierras.
Hermes Enrique Vidal Osorio formaba parte de la Mesa Municipal de Víctimas de Valencia, Córdoba, era el representante legal de la Asociación de Población Desplazada de San Rafael del Pirú, Asover y era un líder reconocido en la zona de Valencia y Tierralta.
El cuerpo sin vida del líder campesino fue encontrado el 23 de marzo en la vereda Manzanares, zona rural de Valencia vía a Tierralta, Córdoba, cerca al río Sinú.
Asesinado presidente de la Asociación Campesina de Totoró, Cauca
El pasado 25 de marzo las fuerzas oscuras del régimen terrorista acabaron con la vida de Gustavo Pizo, presidente de la Asociación Campesina de Gabriel López de Totoró, Cauca.
Estos tres últimos asesinatos no son casos aislados como han querido hacer ver los voceros del régimen criminal y sus medios de “comunicación”. Son crímenes enmarcados dentro de la demencial estrategia de exterminio de las organizaciones sociales y sus líderes, como sucedió con la Unión Patriótica.
Son nuevas víctimas del terrorismo de Estado bajo la estrategia militar-paramilitar, mediante la cual las clases que mantienen el poder en Colombia han anegado de sangre la geografía nacional para preservar con métodos criminales el statu quo.
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