Qué raro que para una marcha con más de veinte mil personas, realizada tras dos días en los que múltiples sectores del pueblo colombiano se dieron cita para discutir por la paz, ningún medio de comunicación masivo
transmitiera el acto, mientras que para las declaraciones y los novelones de la ultraderecha y el
paramilitarismo versus el gobierno oficial y sus aliados sí hay bombo
constantemente; también hay espacio para
mostrar a Iván Márquez en moto, pero no hay espacio para el pueblo y las propuestas que salen de
los eventos auto gestionados; claramente si queremos lograr la paz hace falta mucho más
que creer, es más ¿cómo depositar nuestra fe frente al futuro del país cuando
el fin del conflicto armado está en manos de un gobierno que solo negocia con
una insurgencia y que no permite discutir las condiciones de los colombianos que ha causado el capitalismo en Colombia?
Ya está más que claro tras múltiples eventos que se vienen
desarrollando donde el pueblo ha participado masivamente, que no estamos conformes con la manera en como
el gobierno habla de paz -entre otras cosas por negociar con las FARC en las condiciones en las
que lo viene haciendo-, el pueblo se ha
pronunciado constantemente acerca de lo corta que se queda está intención si de verdad se
quiere dar solución al conflicto; es necesario que en la mesa se sienten todas
las organizaciones insurgentes, abrir escenarios para un gran dialogo nacional,
que se reparen las victimas y se conozca la verdad de lo que ha pasado, que
haya cese bilateral del fuego y de los bombardeos, que se tenga en cuenta a l@s pres@s
polític@s en las cárceles de Colombia, que no se siga criminalizando la
protesta social (y otro sin número de cosas que en estos momentos el gobierno
no tiene intención ni de poner en debate), junto con la voluntad del Estado de darle
solución a las contradicciones estructurales que originaron el conflicto armado.
El Congreso de los pueblos tras un gran encuentro de carácter nacional
construyó un Mandato Nacional para la paz y hace la invitación para que recojamos todas las
iniciativas para la paz (no para enviarlas a la Habana por correo) y las
convirtamos en hechos para exigir que sean garantizadas, porque el pueblo es el
que ha vivido las masacres del paramilitarismo y el ejército nacional, porque
ha sido a él al que se le ha expulsado de sus territorios, porque él y nada más
que él ha sido este el que ha vivido más de quinientos años de explotación
imperialista y ha tenido que aguantar hambre, pobreza, un sistema de salud
mediocre, una educación indigna y dependiente; el pueblo es el que tiene que definir el futuro del conflicto armado.
Vamos pues a construir los diálogos regionales por la paz (con los actores del
conflicto) como paso para la construcción de una gran asamblea nacional por la
paz.
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