1 de agosto de 2013

Inicia otro TLC, hablemos de novelas





Aunque este articulo debería hablar de la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio con Europa, decidí a última hora escribir sobre algo que en verdad nos afecta a diario: RCN y CARACOL y sus programas, pues  al igual que los TLC  afectan mayoritariamente a los pobres y  al ciudadano del común mientras son los empresarios y el gobierno quienes más se benefician.

El mito de la libre competencia:

RCN y CARACOL son 2 empresas privadas que proveen al consumidor  de entretenimiento, la teoría económica nos diría que la competencia entre ellas traerá beneficios para el ciudadano, pues generarán cada día programas de mayor calidad, sin embargo nada está más lejos de la realidad, pues en la práctica se han quedado en la estrategia de calco y copia, si a uno le funciona una novela de narcos (escobar el patrón del mal) el otro saca un programa de  narcos y paracos (los 3 caines) si CARACOL pone un reality , RCN lo sigue y viceversa.

Ante esta falla del mercado el afectado es el ciudadano, pues no puede adquirir  un buen producto, por lo cual se ve obligado a comprar la televisión por cable (En Colombia el 84% de los hogares en ciudades con más de 200 mil habitantes tienen afiliación a este servicio) los hogares que no pueden costear este rublo deberán quedarse con los canales básicos.

Al igual que la competencia entre canales no genera mayores beneficios para el televidente, como dice la teoría, el libre comercio entre países tampoco trae más beneficios para los colombianos; es el caso del TLC con la UE en donde de nuevo el beneficiario no será el ciudadano de a pie, sino los empresarios y el gobierno.

Según declaraciones del gremio lechero  con el TLC se abren grandes oportunidades de negocio, pues  se podrán exportar grandes cantidades de materias primas para que sean procesadas en Europa y se produzca un bien con alto valor agregado que satisfaga el alto estándar de calidad que exigen los consumidores europeos (Es decir el Europeo no toma Yogo Yogo) continuando con su declaración afirman que a Colombia entrarán lácteos  de alta calidad, pero que no ese constituyen en una amenaza, puesto que la mayoría de colombianos no podrán adquirirlos por lo cual la industria nacional se centrará en esos productos sin mayor valor agregado dejando lo gourmet para las empresas europeas

El Estado por fuera de todo

La teoría económica afirma que el Estado no debe incidir en el mercado, por lo cual vemos como ante programas con un alto impacto dañino el gobierno calla. Novelas de paracos, narcos,  prepago etc. Que más que dejar un mensaje de repudio, contribuyen a generar la cultura del menor esfuerzo  y la pérdida de memoria.

Así mismo funcionará el Estado frente a las relaciones comerciales con Europa será un ente de papel, se quedará al margen  de los intercambios desiguales y la quiebra de los pequeños productores, pero sobre todo al igual que con las narconovelas verá como el productor se lucra a costillas del consumidor
Los realitys Shows

Dicen que la televisión muestra el grado de desarrollo de un país, ¿qué se podría pensar de un país con programas como los de RCN y CARACOL?

 Además de los programas que hacen apología a las mafias,  la tv colombiana tiene un gran porcentaje de realitys shows en los cuales se reproducen los estereotipos tanto de hombre como de mujer
Protagonistas de nuestra tele muestra que el conocimiento o el talento no importan a la hora de actuar, pues lo importante  es tener un cuerpo esbelto.  El desafio nos muestra que en Colombia hay pobres, ricos y famosos y que  cada grupo  tiene mujeres tetonas  y hombres corpulentos.

Además de exaltar un prototipo físico los dos programas tienen como característica  la  dramatización del sufrimiento, vemos como los personajes extrañan sus hogares y a sus familiares, los productores  se centran en estas emociones para crear afinidades y lograr espectadores, en lo que Sartre llamaría el dolor burgués.  “El burgués se somete a un sufrimiento que inventa, y lo ejerce en nombre de la no necesidad. Esta violencia corporal puede ser real o ficticia, lo importante es que sea pública”.

Con esto los espectadores sufren con el concursante del reality, se identifican con él, pero a la vez olvidan que ese sufrimiento es un sufrimiento ficticio  y banal creado para generar audiencia, también olvidan que millones de sus compatriotas también extrañan a sus hogares y familiares, pero no por estar en un concurso, sino por ser víctimas de la guerra.

Sin ir más lejos podemos decir que en definitiva la tv si refleja a la sociedad colombiana en especial a la clase dominante, los realitys muestran la poca preparación, la falta de planeación y la libertad con que los políticos actúan, los programas de capos, narcos y prepagos no muestran los modelos empresariales de moda en Colombia, los programas del defensor del televidente nos muestran que los que deberían defendernos se quedan inmóviles y ni se inmutan ante los atropellos, mejor dicho los únicos programas que no muestran la realidad colombiana son los noticieros, pues en su afán de cubrir la verdad desdibujan la realidad

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