Ya a las 9 de la mañana el ESMAD había
detenido a varios jóvenes, según ellos las personas vestidas de negro no tenían
derecho a marchar, por lo cual manoseaban a todo el que se atravesara; se
evidenciaba fácilmente que su objetivo no era cuidar la marcha, era impedirla.
El ESMAD mostraba como pruebas de detención desde pin
pones hasta bufandas, cabe resaltar que tomaban los pin pones y se los estallaban
a los jóvenes mientras se burlaban y los amenazaban con palizas y hasta
violaciones.
No bastando con eso el agente del
ESMAD identificado con el número 108403 plantaba
pruebas a los detenidos, unas tan estúpidas
como piedras, otras de mayor peligrosidad como explosivos. Lo que deja una
pregunta ¿Qué hace un agente del ESMAD con explosivos en una marcha? Lamentablemente
el mismo agente, robó la cámara que grabo el hecho, se llevo el explosivo y
huyo.
Con golpes e insultos los
detenidos eran subidos a los camiones ya a las 10 habían 3 camiones llenos y al
final de la jornada se reportó un total de 148 detenidos al parecer estaban
dando días libres entre más detenidos hubieran.
Ya en la marcha el ESMAD y la fuerza
disponible atacaban sin medirse, arrojaban bombas aturdidoras al cuerpo de los
manifestantes, se excedían en el uso de gas lacrimógeno, la plaza de Bolívar y la de San Victorino
fueron desalojadas con gases sin preocuparse
por los niños que estaban allí y las
patrullas motorizadas pasaban por todos lados sin preocuparse por atropellar a
alguien.
A pesar de todos los intentos de
la fuerza pública por impedir la marcha el evento se logró y se pudo demostrar
que las acciones represivas del Estado no son suficientes para parar la
organización popular y la rebeldía de la juventud
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