Cada día, en las instituciones
educativas se vive una serie de problemáticas que deben ser tomadas muy en
cuenta, situaciones que abarcan desde la infraestructura, la baja calidad de
educación, el mal trato por parte de las directivas y docentes, la violencia,
la jibarización, la falta de libertad de expresión, el autoritarismo, la imposición de modelos de pensamiento ajenos
a nuestra historia particular como pueblo, la división entre la teoría y la
práctica, en saber y saber hacer, la negación abierta a la posibilidad de
crítica, entre otros.
Son muchos los y las estudiantes que
desconocen la verdadera postura que debe tomar una institución educativa, ya
que desafortunadamente en la actualidad solo le proporciona silencio a su voz
como estudiante, en donde este no puede opinar ni proponer sin ser tratado y
considerado como una persona “acrítica”. Esto último lo que hace, es verlo
solamente como una caja vacía que hay que llenar de datos, nombres, formulas y
fechas; y esto no es otra cosa más que negarle su capacidad activa en el
proceso de conocimiento, su porte como fabricador de ideas nuevas, practicas y transformadoras.
Los colegios, a medida que pasa el
tiempo, se han desarrollado como sectores de la sociedad completamente olvidados,
sin ninguna importancia alguna para toda la sociedad. Son lugares donde los
estudiantes mantienen un ambiente de estudio insípido, ya que las aulas son más
bien utilizadas para formar la ideología dominante y reproducir más fuerza de
trabajo para esta sociedad sellada en la explotación de clase.
Sin embargo, no todo es color gris, al
presenciar todos los días esto, algunos estudiantes de diversas localidades e
instituciones, crean y conforman organizaciones secundaristas donde dan a
conocer y debaten las situaciones actuales, para luego dar propuestas y
soluciones y así llevarlas a la realidad. Pues ellos y ellas saben que la
educación que están recibiendo dentro de la institución no es del agrado de
muchos y de muchas, que no responde a las inquietudes de hombres y mujeres para
constituirse como hombres libres, mujeres nuevas y seres humanos íntegros. Y
hay que reconocerlo, el problema de la educación básica y media no es un
problema aislado, un problema que solo esos chicos y chicas viven; pues, no
hace falta ser ningún James Bond para darse cuenta que la educación de la
primera infancia, la básica, la media y la superior no están yendo por el
camino que merece y necesita tener un país con democracia, soberanía y paz.
Cabe recordar que es el mismo pueblo
quien levanta, construye y personifica todas las instituciones que hoy
conocemos para que le puedan permitir desarrollar sus aptitudes, elevar las
soluciones para sus necesidades y esperanzas; y dentro de esas también está introducida
la escuela, es decir, nuestros colegios, nuestras universidades. Así que la
planeación de la escuela debe ser conforme también con la realidad, que sea teórica
y práctica. Por esto mismo, la transformación de la escuela capitalista es tan
necesaria, porque así la sociedad se iría construyendo en base de una Nueva
Escuela, la cual sea un espacio construido de la mano del pueblo, un punto de
la sociedad apreciado por el estudiante, donde sienta el amor por el
conocimiento y a la vez una rebeldía exorbitante por hacer de sus sueños, unos
sueños reales y transformadores. La lucha por esa Nueva Escuela, se cruza con
el cauce de la lucha del pueblo por una vida nueva, del esfuerzo por el comienzo
de la formación de mujeres y hombres nuevos, quienes organizados y juntos
encaminan el largo proceso hacia la Nueva Sociedad.
Tenemos el derecho de empoderarnos de
nuestra educación, el pueblo mismo tiene derecho a decidir la dirección de una
de las instituciones que él mismo ha fabricado, para la decantación de sus
necesidades. Por eso con voz fuerte ¡a
ESTUDIAR y LUCHAR por la liberación nacional y el socialismo!
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