El ataque hacia líderes
campesinos hace su aparición nuevamente, con un nuevo caso de homicidio del
líder Jairo Mejía Martínez, hombre quien lideraba a un grupo de campesinos en
la reclamación de tierras arrebatadas en los Montes de María. El asesinato ocurrió
el pasado viernes 15 de junio, en el
departamento de Córdoba donde las autoridades establecen si el acontecimiento
fue causado por ajuste de cuentas o por la labor de reclamante de predios. El
Presidente ante la noticia mando a realizar la respectiva investigación del
caso, y a la vez la OEA agrego que era necesario reforzar la seguridad para
todas las familias participes del proyecto de restitución de tierras.
Sin embargo, estos hechos no son
un fenómeno para Colombia, son por el contrario el diario vivir de muchas
familias campesinas, dando como resultado de esta política del terror amenazas,
masacres, desapariciones, abusos sexuales y el asesinato de todas estas
personas.
Ante esto la impunidad hace su
gran labor, dejando así a los familiares de los líderes asesinados, en el
olvido y en silencio total ante toda la población colombiana. Es por esto mismo
que es necesario dar a conocer quienes son los responsables de estos hechos, ya
que la mayoría del tiempo el autor material es el mismo gobierno, quien para
darle garantías a las transnacionales, permiten por medio de los grupos
paramilitares y las fuerzas militares, el desplazamiento forzado de cientos de
familias campesinas. Un ejemplo exacto es el proyecto hidroeléctrico El Quimbo,
que deja a familias del departamento del Huila en la total miseria.
En conclusión el terrorismo de
Estado sigue latente, y aumenta cada vez más robándose los sueños de los
campesinos, por obtener una tierra que les provee un medio para subsistir.
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