3 de junio de 2012

La violencia tiene rostro propio: es capitalista y patriarcal


Nuevamente la violencia contra la mujer presenta nuevos casos, tan brutales e indignantes; que en los últimos días ha puesto a hombres y mujeres a pensar lo poderoso que es este monstruo de violencia, el cual cada día cobra victimas ante el silencio complice de la sociedad.

Uno de estos nuevos casos es el de Rosa Elvira Cely, de 35 años, una trabajadora quien vendía minutos a celular en la entrada peatonal del Hospital Militar, una madre de una niña de 12 años, una estudiante del Instituto Manuela Beltrán, en donde validaba su grado decimo y una mujer cuyo gran sueño era ser psicóloga. Este lamentable suceso ocurrió el pasado 24 de mayo en horas de la madrugada en el Parque Nacional, donde Rosa mediante una llamada al 123 de emergencias comunicó que estaba siendo violada y donde exactamente se encontraba. La policía después de las 6 de la mañana logró encontrarla semidesnuda, con hipotermia, con heridas de arma blanca, golpeada y traumatizada.

 Rosa fue traslada al Hospital Santa Clara, en donde luego de cuatro días de cirugías, lastimosamente falleció por una peritonitis, a causa de un empalamiento provocado por los atacantes al parecer con una rama, la cual destruyo sus órganos internos tales como el útero, trompas de Falopio e intestinos.

El viernes fue capturado uno de los atacantes de Rosa, quien ella había identificado como conocido, esta persona es Javier Valenzuela, amigo de la víctima, la cual había compartido esa noche unos tragos con el otro atacante identificado como Ezmer Mauricio Ariza Rojas, quien se entrego el domingo en horas de la tarde.

También es importante aclarar que la “eficacia” que dio como siempre la policía ante este asunto fue de cero, ya que para encontrarla tomaron varias horas, hay inconsistencias del  tiempo exacto en el cual ella llamo y fue llevada al hospital, lugar que no da explicación alguna del porqué  fue trasladada a este, en vez de llevarla a uno cercano como pudo ser el Hospital Militar, o el San Ignacio, y además al afirmar que no hubo una negligencia médica en este suceso. Así que es claro que para el estado y la policía la violencia contra la mujer no es significativa.

Ante este hecho y otros que han sucedido incontables veces, se puede observar que la violencia, la opresión, la discriminación y los múltiples factores que afectan la vida de la mujer, lleva un proceso histórico concreto, en el que por medio de una educación machista que impone la sociedad capitalista, la mujer se ve constantemente amenazada, ultrajada, maltratada y en la mayoría de veces asesinada, por un entorno que la juzga solo por el hecho de ser mujer. Ante la sociedad capitalista totalmente signada por la explotación y la dominación de clase, el hambre, la violencia, el despojo, la injusticia, la mercantilización de derechos, la masacre de la naturaleza, etc, se erige también un sistema patriarcal; sistema donde las relaciones son asimétricas entre hombres y mujeres, donde se valoriza más al hombre que a la mujer. Valorización que llevó a que la vida, la alegría y los sueños de doña Elvira fueran arrebatados por siniestros personajes educados en una sociedad tan dañina, tan viral, tan vilipendiada como lo es la sociedad capitalista.

Pues, hay que decirlo, tanto el capitalismo como el patriarcado impregnan todas nuestras relaciones sociales y personales con una mirada que nada tiene que ver con la realidad que vive la clase trabajadora y el pueblo pobre y la violencia y discriminación hacia la mujer.
Es por eso que hay que enfatizar que lucha por una Nueva Sociedad, no se lleva a cabo sólo por el hombre, sino que su principal base y fuerza es junto a la mujer, es con ella que se logra la meta de transformación, porque la mujer es la que brinda vida, brinda amor a todo el pueblo, para que este lleve a cabo su camino por un mejor mañana. Y ante esto también se acompaña con la lucha por una Nueva Escuela, en donde se eduque al hombre y a la mujer del mañana, los seres humanos del futuro que labrarán senderos nuevos de libertad y de dignidad.

Por último, se debe repudiar cualquier  acto de violencia contra la mujer, y fortalecer su reivindicación por el respeto a su vida y a su género. Para expresar esta inconformidad  el día domingo, se llevo a cabo una jornada de duelo y dignidad por Rosa y todas las mujeres victimas del abuso y brutalidad de nuestra américa en el Parque Nacional, con una enorme asistencia, la cual con una sola voz y una sola consigna, se movilizaron hacia el lugar del hecho y exigieron el respeto y la justicia por los derechos de la mujer. Nosotras y nosotros, mujeres y hombres de todas las edades, seguiremos llevando gritos provocados por lo viral de esta sociedad capitalista y pariendo muchos años más de construcción de poder popular estampado por una identidad de lucha anticapitalista y antipatriarcal.


VEA AQUÍ LAS FOTOS DE LA JORNADA










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