6 de junio de 2012

POLICIAS CRIMINALES EN POTENCIA


Difundir!
Yo Alfonso Alexander Otavo Hernández identificado con C.C 1´082.857.131, quiero denunciar ante la comunidad y ante las entidades u organizaciones competentes los hechos ocurridos el pasado 30 de mayo del 2012 bajo la fría noche capitalina y el cambio lunar, el estudiante ya mencionado perteneciente a la UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL, Facultad de Educación Física, fue abordado por el patrullero “Eduardo Quintero” No de chaleco 3713, solicitándole al estudiante una respectiva requisa, algo común dentro del sistema de transporte masivo.

Obedeciendo al llamado del patrullero, este se presta para realizar el debido procedimiento, entregando sus documentos de identificación; el patrullero verifica antecedentes y no encuentra ninguna novedad, haciendo la observación por la utilización de un pantalón camuflado, solicitando a su vez el retiro de la prenda militar, el estudiante expresa que los únicos que tienen el derecho de retirar las prendas militares son los PM la policía militar, pero que él no le ve problema en quitarse los pantalones y entregárselos.
Ante la respuesta del estudiante el patrullero decide retenerlo, expresando ¡tenía que ser de la pedagógica!, con esa pinta la gente que puede pensar, mínimo que usted es un guerrillero, ¡tenga cuidado con lo que dice! Señor agente. Tomando su radio el agente pide una patrulla, ¡Perdón! Exclamo a su vez el estudiante ¿porque me va a retener? le preguntaba, sin obtener respuesta, pero dígame el nombre, necesito saber el nombre de la persona que me está reteniendo, tomando nota del número de la chaqueta, siendo dirigido a la oficina de control y bajo custodia de dos auxiliares, es encerrado durante 30 minutos.

Ante esta larga espera, se impacienta reclamando y pidiendo a su vez poder continuar con su camino, se abren las puertas y con ella se abren la ilusión de poder llegar a casa, pero no es así. Sigue bajo custodia siendo dirigido a la patrulla, al ver está, inicia una batalla contra el personal civil uniformado; rehusándose a ser llevado, se enfrenta a la autoridad dispuesto a luchar por sus derechos, como el derecho a la libertad, a la presunción de inocencia, al buen nombre y exigiendo saber o conocer los motivos o los delitos por los cuales está siendo retenido, obteniendo como respuesta maltrato, abuso de poder, extralimitación de funciones.

Consiguiendo el apoyo de la comunidad presente, ante la presión de estos y notando que estaban siendo filmados, los policías desisten, dejándolo libre. Creyendo que todo había terminado tomo el expreso H-27 y en la estación de la 85 es abordado por un grupo de policías que lo acusa de agredir a una señora en el portal del norte, lo sacan del articulado, y un sargento primero con placa 03350 le tira gas pimienta en los ojos, a su vez un patrullero con el No 2373 en su chaleco los esposa, lo arrastran hasta la patrulla, empezando una serie de acusaciones, señalamientos por ser estudiante de la pedagógica. Tratando de involucrarlo con los hechos ocurridos el pasado 09-marzo del presente año, igualmente lo acusaron de tráfico de drogas y de armas.

Pasado el entretenimiento; gozando del dolor que provocaban cada uno de los golpes y las retorceduras de dolencia, esa sensación de ardor en sus ojos, esa sensación de querer desgarrar su piel ante la comezón que sentía en todo su rostro, viviendo una película de terror sin querer ser invitado.
Me acuesto con un sabor amargo, con un dolor que inunda mi corazón tras las infamias cometidas por esta tiránica organización, por aquellos civiles uniformados que abusan de su poder y ultrajan a la comunidad estudiantil, parece que ser ¡pobre!, es un delito en este país y el pertenecer a una universidad pública te hace un criminal en potencia.

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