En el país estamos en una época de expectativa por la reforma tributaria que
se llevaría ante el congreso en el transcurso de esta semana para discutirla.
En esta reforma el tema del sector minero energético cobra gran importancia,
debido a que la explotación de nuestros
recursos naturales no renovables está en auge, y mientras con estas explotaciones
y expropiaciones a manos de extranjeros, acaban con el suelo colombiano, esta
reforma les brinda su apoyo con esta actividad brindándoles una serie de
beneficios a la hora de declarar impuestos, ya que a finales de los años 80`s
en el gobierno de Virgilio Barco hubo una alza de impuestos que hizo disminuir
la producción de petróleo, y además dicho por el mismo director de la DIAN: “no se puede poner en riesgo a la gallina de
los huevos de oro”.
Pero antes de los beneficios que esta futura reforma tributaria les darán a
estas multinacionales, en el gobierno de Uribe ya había también aprobado
múltiples beneficios a la hora de pagar impuestos, con la excusa de generar
confianza inversionista, empleo y riqueza para el país. Claro que estas razones
nunca serian validas porque si apenas 200.000 personas en todo el país se
emplean en esta actividad, y mientras las regiones donde más se explotan
recursos son a las que menos les llegan regalías.
Ahora, en el presente, esta reforma lo
que hará es brindarles privilegios al sector minero y extractivo para que siga
explotando de una manera más abierta los recursos naturales, y cada vez
hundiendo en la pobreza y desplazando a
la población.
Otro problema que se genera es que el estado deja de recibir cerca de 1.9 billones
de pesos por el reconocimiento a estas empresas para que dejen de pagar
impuestos, dinero que se deja de invertir en el gasto público porque cada vez
es menos, como se ha visto en el transcurso de los últimos años, de cómo la
carga tributaria en el 2004 que era del 7.8% se redujo a 4% en el 2010. Además es inaudito
que estas multinacionales no paguen las regalías correspondientes a sus
multimillonarios ingresos, y terminen pagando más hasta los indígenas que
trabajan la tierra honradamente para la producción de sal en la Guajira.
Ante la ola de explotación y auge de la reprimarización de la economía en
nuestro país, lo que se puede suceder a un futuro no muy lejano es una
situación llamada “la enfermedad holandesa”, haciendo que los ingresos que llegan
al país solo los genere en mayor parte el sector minero y extractivo, debido al
descubrimiento de fuentes de explotación, este auge económico durara por poco
tiempo porque después con el pasar del tiempo, de alguna u otra manera esto surgirán efectos negativos que afectaran otros sectores
de la economía del país que conducirá a una crisis económica.
Aunque en la constitución política de Colombia dice que el estado es
propietario del subsuelo y de los recursos naturales no renovables, la
situación real es otra, las multinacionales son las que se enriquecen con
nuestro suelo, enriquecen a sus países de origen con las utilidades que generan
aquí, y tras del hecho son las consentidas del gobierno colombiano.
Nosotros como Colombianos, debemos informarnos sobre esta problemática porque cada vez más empresas del extranjero
quieren entrar al mercado colombiano interesadas en las riquezas de nuestro
suelo, aprovechando la flexibilidad que les ofrece el gobierno. Debemos rechazar los espacios donde
se discuten esta clase de negocios no provechosos para el país, como lo son la
pasada cumbre de las américas e irnos anticipando a los que se nos viene con el
TLC.
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