13 de marzo de 2012

Se busca: ¿Dónde está la democracia Universitaria?

 
En los últimos días, las dos Universidades Públicas más grandes del país se han inmerso en el proceso de designación de rector. A este proceso, han asistido varios invitados: camarillas de profesores lagartos buscando el beneplácito del candidato más opcionado,  personajes que de nuevo se apoltronan en los cargos administrativos y que no difieren en nada de las figuras de dictadores autoritarios, dudosos resultados de encuestas que buscan legitimar los resultados, individuos con propuestas consecuentes con los planes educativos estatales que con tanto ahínco rechaza el grueso de la comunidad universitaria. Entre todos ellos hace falta un invitado que se supone debería ser el primero en acompañar no solo este, sino todos los procesos de las universidades públicas: La democracia universitaria.
 
Es triste no verla, no saber dónde está; es triste ver como quien debería engalanar la fiesta, fue dejada por fuera de ella, todo, por un montón de pirañas burócratas, de grandes megalómanos…
 
En la Universidad de Antioquia, el señor AUC (Alberto Uribe Correa), fue designado por el consejo superior universitario para continuar en su trono por tres años más. Esto, no sin ciertas irregularidades que se han vuelto una constante en la administración del alma mater de los antioqueños. En la “consulta” realizada a los estudiantes, se supone que el ganador indiscutible fue el señor Correa, esto es extraño si se tiene en cuenta la falta de legitimidad evidenciada por parte de los estudiantes frente al gobierno dictatorial de este personaje.
 
Más allá de esto, lo que hay que preguntar es ¿dónde está la democracia? ¿Por qué los profesores, estudiantes y trabajadores son solamente consultados? ¿Es este un modelo de gobierno que responde a una institución denominada pública?
 
En la Universidad Nacional, “la universidad de todos los colombianos”, la situación no es muy diferente, aunque el proceso de designación de rector no ha terminado, los mecanismos utilizados no difieren mucho del ya expuesto: la “participación” se reduce a una consulta que a la hora de la verdad no tiene ningún peso en la decisión final, una decisión que nos afecta a todos, y que así, debería ser tomada por todos.
 
Con todo lo mencionado, es importante entonces, emprender la búsqueda de la democracia universitaria: una democracia que sea más que demagógica, una democracia que nos haga ser realmente participes de la construcción de la universidad, una democracia basada en los principios del co-gobierno, que trascienda lo consultivo y donde realmente se represente lo público que se supone que tenemos.
 
Via universidad pública resiste

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