Además del
impacto a las comunidades indígenas, se debe revisar que el acceso a las playas
en las que se ubique el hotel tendría una restricción para la población que no
tenga el dinero necesario para hospedarse en este. Las riquezas naturales por
las que nos invitan a sentirnos orgullosos campañas amañadas como “Colombia es
pasión” empiezan a ser privatizadas y se explotan sin el menor respeto a las
poblaciones ni a la fauna y flora que habitan en estos espacios.
Aunque Santos
afirma que la empresa que estaría encargada de la construcción del hotel es
experta en ecoturismo, detrás de este proyecto está la familia Dávila Abondano
quienes recibieron dineros por parte del programa Agro Ingreso Seguro y han
sido protagonistas de daños irreparables al medio ambiente, como la
deforestación de una reserva natural y el derrame de aceite de palma industrial
en las costas de Santa Marta. Esto demuestra que esta familia no tiene nada de
eco turística y que por el contrario, sólo piensa en su enriquecimiento sin
importar las consecuencias que esto pueda generar en el medio ambiente. El
ecosistema del Tayrona es muy valioso, variado y rico como para que estas
personas sin escrúpulos vengan a dañarlo.
La tierra del
pueblo se debe respetar. Ya no soportamos un día más este problema histórico en
que unas pocas familias se quedan con la tierra y la explotan
indiscriminadamente sin otro objetivo que la acumulación del capital propio.
EL REBELDE MEDIOS ALTERNATIVOS
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