Todos
los días deberían ser días de movilización y protesta, todos los días deberíamos
levantarnos llenos de rabia e indignación por cada uno de los atropellos que
este sistema capitalista y mercantil comete, desde la explotación de los obreros
con míseros salarios, el desplazamiento y robo de tierras a campesinos e indígenas,
el saqueo de materias primas para la construcción de megaproyectos que solo benefician
a los grandes empresarios accionistas; la mercantilización de la educación, la privatización
y mala atención del sistema de salud, hasta la guerra sucia y descarada por
parte de grupos paramilitares y fuerzas militares contra nuestro pueblo
explotado, que cansado de tanto producir y no recibir nada a cambio, emprende
una batalla contra el capital y sus dueños. Esta rabia que sentimos al recordar
cada compañera desaparecido, cada sindicalista asesinado, cada estudiante
amenazada, cada campesino desplazado, debe convertirse en el motor de nuestra
lucha, esta rabia debe convertirse en rebeldía, para hacer de nuestra práctica
social, una práctica revolucionaria y junto con otros sectores emprender la
lucha por la construcción de una nueva sociedad.
No
es un secreto que basta con salir a la calle para ser testigos de la represión y
la brutalidad policial de la que estamos siendo víctimas. En los últimos días
han librado fuertes enfrentamientos con el escuadrón de la muerte ESMAD, justos
levantamientos del pueblo, que defienden su territorio y los recursos naturales
como el caso del Quimbo;
reclaman un transporte masivo digno, como la manifestación en contra de
transmilenio en la estación de banderas; exigen condiciones dignas de trabajo y
garantías laborales, como es el caso de diferentes sindicatos como Asotrecol, sintraindega,
sinaltrapacol, sintravalores, entre otros.
Por
todo lo anterior, por todas las víctimas de crímenes de estado y por los 13
años que cumplió el ESMAD de existencia, el día 24 de febrero salimos a las
calles a manifestar nuestro rechazo y repudio contra este escuadrón, el cual
tiene como única función, la represión de todo levantamiento popular y el silenciamiento
de las voces rebeldes que en ocasiones inundamos las ciudades y el campo, que
salimos a decirle al mundo que no estamos de acuerdo con el modelo hegemónico y
que seguiremos combatiendo. Las fuerzas represivas del estado no existen, como
nos quieren hacer creer, para garantizar la seguridad y mantener el orden,
nacen como necesidad del estado burgués para mantenerse en el poder, para
mantener el status quo, para no permitir que ninguna fuerza insurreccional
atente contra sus cómodas posiciones.
Hoy
hacemos un fuerte llamado a la solidaridad, la solidaridad con todos nuestros compañeros
y compañeras víctimas de este régimen del terror, extendemos nuestra vos de
solidaridad y denuncia de todos estos acontecimientos que atentan contra los
derechos de los pueblos y exigimos el desmonte inmediato del ESMAD y sus sucias
estrategias de represión.
AQUÍ ESTAMOS,
OPTIMISTAS,
ENFRENTANDO EL TERROR
MILITARISTA!
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