29 de febrero de 2012

El Saber - Pro no nos deja Saber


Hace pocos días salieron los resultados de las pruebas SABER-PRO realizadas en las universidades, los resultados para algunas instituciones muy alentadoras y para otras no tanto; sin embargo, para poder entender los resultados es necesario remitirnos al examen como tal, sus objetivos, sus planteamientos, su metodología y estructura.

Estos exámenes buscan comprobar el desarrollo de competencias de los estudiantes que permitan proporcionar información para la comparación entre programas, instituciones y metodologías. Al evaluar por competencias, se forja una homogenización del conocimiento y de la pedagogía, pues se fundamenta en la actividad individualista del estudiante promoviendo actitudes egoístas e individualistas, propias de esta sociedad.

El ECAES evalúa dos tipos de competencias, las genéricas y las específicas comunes. Las genéricas son: Comunicación en lengua materna y en otra lengua internacional, Pensamiento matemático, Cultura científica, tecnológica y gestión de la información y Ciudadanía, estas competencias asignan prioridad al dominio de determinadas actividades ubicadas por el ámbito técnico para responder con eficiencia a las demandas del proceso productivo. Y las competencias específicas comunes son desarrolladas para evaluar a grupos de la misma área de formación. 

Sin embargo el desarrollo de competencias no es para que “gane el mejor”. La asignación de estas competencias tiene un papel fundamental en el proceso pedagógico y en el contenido académico que se enseñará a los estudiantes, pues este debe responder a unas competencias específicas que dejan a un lado el sujeto como actor de cambio en la sociedad, fomentando una formación en competencias según los bloques de saberes de la nueva división del trabajo. 

Ya habiendo dicho algunas cosas sobre el ECAES, es necesario entrar  a analizar un poco sus resultados. Los estudiantes con mejores resultados académicos están en universidades de grandes ciudades capitales y pertenecen a carreras como Medicina, Ingeniería, Derecho y Odontología, carreras que permiten desarrollar más las competencias genéricas, en términos matemáticos, de tecnología y ciudadanía; además, demuestra el bajo nivel educativo que existe en las regiones, pues en estas zonas se educa principalmente en institutos técnicos y tecnológicos que permiten cualificar la mano de obra para que logren ingresar en menor tiempo al sector productivo. 

Además, estudiantes “bien acomodados”, aquellos que reciben una educación privada y que responde a las competencias planteadas tienen los puntajes más altos, entre otras, porque sus instituciones tienen los instrumentos tecnológicos para permitir que se avancen en varias competencias, pues este factor es fundamental a la hora de medir saberes. Por el otro lado, se encuentran los estudiantes que tienen para pagar una U privada, y que por el bajo nivel de educación de los colegios distritales, no logran pasar a una universidad pública, y terminan estudiando en universidades de garaje. 

Es por esto que seguimos rechazando la acreditación y la imposición de las pruebas SABER – PRO, pues reconocemos que este examen es una forma más para que la educación se convierta en el bastión del sector productivo para la cualificación de su mano de obra, además, porque dichos estándares se basan en los planteamientos realizados por la Organización Mundial del Comercio, la cual tiene la iniciativa de incorporar a la educación a la normativa que rige el comercio internacional de servicios, desplazando el objetivo académico de las aulas, a las áreas financieras del desarrollo.


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