Hace pocos días salieron los
resultados de las pruebas SABER-PRO realizadas en las universidades, los
resultados para algunas instituciones muy alentadoras y para otras no tanto;
sin embargo, para poder entender los resultados es necesario remitirnos al examen
como tal, sus objetivos, sus planteamientos, su metodología y estructura.
Estos exámenes buscan comprobar
el desarrollo de competencias de los estudiantes que permitan proporcionar
información para la comparación entre programas, instituciones y metodologías.
Al evaluar por competencias, se forja una homogenización del conocimiento y de la
pedagogía, pues se fundamenta en la actividad individualista del estudiante
promoviendo actitudes egoístas e individualistas, propias de esta sociedad.
El ECAES evalúa dos tipos de
competencias, las genéricas y las específicas comunes. Las genéricas son: Comunicación
en lengua materna y en otra lengua internacional, Pensamiento matemático,
Cultura científica, tecnológica y gestión de la información y Ciudadanía, estas
competencias asignan prioridad al dominio de determinadas actividades ubicadas
por el ámbito técnico para responder con eficiencia a las demandas del proceso
productivo. Y las competencias específicas comunes son desarrolladas para
evaluar a grupos de la misma área de formación.
Sin embargo el desarrollo de
competencias no es para que “gane el mejor”. La asignación de estas competencias
tiene un papel fundamental en el proceso pedagógico y en el contenido académico
que se enseñará a los estudiantes, pues este debe responder a unas competencias
específicas que dejan a un lado el sujeto como actor de cambio en la sociedad, fomentando
una formación en competencias según los bloques de saberes de la nueva división
del trabajo.
Ya habiendo dicho algunas cosas
sobre el ECAES, es necesario entrar a analizar
un poco sus resultados. Los estudiantes con mejores resultados académicos están
en universidades de grandes ciudades capitales y pertenecen a carreras como
Medicina, Ingeniería, Derecho y Odontología, carreras que permiten desarrollar
más las competencias genéricas, en términos matemáticos, de tecnología y
ciudadanía; además, demuestra el bajo nivel educativo que existe en las
regiones, pues en estas zonas se educa principalmente en institutos técnicos y
tecnológicos que permiten cualificar la mano de obra para que logren ingresar
en menor tiempo al sector productivo.
Además, estudiantes “bien
acomodados”, aquellos que reciben una educación privada y que responde a las
competencias planteadas tienen los puntajes más altos, entre otras, porque sus
instituciones tienen los instrumentos tecnológicos para permitir que se avancen
en varias competencias, pues este factor es fundamental a la hora de medir
saberes. Por el otro lado, se encuentran los estudiantes que tienen para pagar
una U privada, y que por el bajo nivel de educación de los colegios
distritales, no logran pasar a una universidad pública, y terminan estudiando
en universidades de garaje.
Es por esto que seguimos
rechazando la acreditación y la imposición de las pruebas SABER – PRO, pues
reconocemos que este examen es una forma más para que la educación se convierta
en el bastión del sector productivo para la cualificación de su mano de obra,
además, porque dichos estándares se basan en los planteamientos realizados por
la Organización Mundial del Comercio, la cual tiene la iniciativa de incorporar
a la educación a la normativa que rige el comercio internacional de servicios,
desplazando el objetivo académico de las aulas, a las áreas financieras del
desarrollo.
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