Tlaxcala
Tomado de Cubadebate
“Los accidentes no existen”. Sigmund Freud
Como era de esperar, Bloomberg y Reuters
han difuminado su información sobre la reciente visita a Cuba de la
presidenta brasileña Dilma Rousseff con sendas alusiones a la campaña de Yoani Sánchez
en Twitter, en la que esta trató de presionar a Rousseff para que
convenza al gobierno cubano de que le conceda una visa de salida que le
permita asistir a un acto de propaganda en Salvador de Bahia (Brasil).
Ya nada nos sorprende. Para empezar, Sánchez tiene la ególatra
desfachatez de insistir en que todo el mundo se ocupe de ella cuando, en
paralelo, durante más de una década USA se ha negado a conceder visas
de entrada a sus compatriotas Olga Salanueva y Adriana Pérez O’Connor para que puedan visitar a sus maridos (René González y Gerardo Hernández, dos de los cinco héroes cubanos),
a los que tiene injustamente encarcelados. Pero, ¿qué culpa tiene ella
si le basta con escribir un tweet para que la prensa acuda babeando y le
preste el mismo valor que a las declaraciones de Rousseff contra el
gulag de Guantánamo? Al fin y al cabo, estas cosas forman parte de un
plan de márketing que cuenta con la complicidad de los medios.
Sin embargo, lo interesante de este tweet es que la prensa en lengua
inglesa no se ha limitado a hacer una simple traducción y a difundirla,
sino que ha mentido con premeditación y alevosía. Es difícil adivinar
dónde se originó el fraude, pues tanto Bloomberg como Reuters han
utilizado palabras casi idénticas.
Matthew Bristow y Cris Valerio informaron para Bloomberg de la siguiente manera:
Sánchez, de 36 años de edad, que se opone al gobierno de Castro en su blog Generación Y, aludió a la persecución de Rousseff por parte de la dictadura brasileña (1964-1985) al exigir que le concedan una visa para asistir a la proyección en Salvador de un documental en el que ella aparece. Durante los últimos cuatro años a Sánchez se le ha denegado viajar al extranjero.“Vi una foto de la joven Dilma, sentada en un banco con los ojos vendados ante los hombres que la acusaban”, escribió Sánchez en Twitter el 24 de enero. “Así me siento yo ahora mismo.” ["I saw a photo of young Dilma, sitting on a bench blindfolded as men accused her," Sanchez wrote Jan. 24 on Twitter. "I feel that way right now."]
Por su parte Jeff Franks, de la agencia Reuters, escribió:
La semana pasada, Sánchez anunció en Twitter que había visto una fotografía de “la joven Dilma, sentada en un banco con los ojos vendados ante los hombres que la acusaban. Así me siento yo ahora.” [Last week, Sanchez wrote on Twitter that she had seen a photograph of "young Dilma, sitting on a bench blindfolded as men accused her. I feel that way now."]
Sin duda se trata de una imagen irresistible: una mujer joven con los
ojos vendados, acosada por hombres vociferantes. Sí, es muy conmovedor,
excepto por el hecho de que esa foto no existe.
Esto es lo que Sánchez dijo exactamente en Twitter:
“#cuba Vi foto de @Dilmabr joven sentada en banquillo de los acusados y juzgada por hombres con la cara tapada. Yo me siento asi mismo ahora”
La traducción fraudulenta de Bloomberg y Reuters alteró el verbo tapar para convertirlo envendar,
lo cual no es un error inocente dadas las circunstancias de un juicio
militar. Pero fue mucho más allá en la alteración del significado, pues
en inglés ya no son los jueces acusadores quienes “se tapaban la cara”,
sino Dilma Rousseff quien “tenía los ojos vendados”.
Mención aparte merece la pobrísima escritura de Yoani Sánchez, que
pide a gritos unas cuantas lecciones de gramática. La prensa en español
no pudo resistirse a retocar su tweet. El periódico argentino La Nación lo mejoró así:
“Vi la foto de Dilma sentada en el banco de los acusados y siendo juzgada por hombres que se tapan la cara. Yo me siento así ahora”
(nótese que la versión de La Nación tiene 129 caracteres con espacios incluidos, todavía por debajo del límite de 140 que permite Twitter)
Y aquí abajo está la foto. Dilma no tiene los ojos vendados. Dos
hombres vestidos con uniforme militar ocultan su cara a la cámara con
las manos.
Gracias a Wikileaks sabemos desde hace un tiempo que la falsa
entrevista de Yoani Sánchez a Barack Obama fue en realidad un producto
manufacturado por la Sección de Intereses de Estados Unidos en La
Habana, no por ella. ¿Cómo es que una bloguera cubana puede contar con
la ayuda de un equipo de ese calibre, el personal diplomático de una
superpotencia puesto a su disposición y una prensa corporativa que
altera y refina sus tweets?
¿Quién buscó la foto de Rousseff en los archivos y no dudó en
equiparar a la Dirección de Inmigración de Cuba con la dictadura militar
de Brasil mediante una traducción mentirosa, concebida para desinformar
y convertir el día a día de Yoani Sánchez en algo trágico y conmovedor?
El márketing aprendió hace mucho tiempo la vieja ley psicológica de la
contigüedad, según la cual los seres humanos tenemos tendencia a asociar
ideas o imágenes con las ideas o imágenes que inmediatamente las
preceden y, así, el martirio que evoca la fabulación de una Dilma
Rousseff enfrentada con los ojos vendados a los ladridos de los
militares brasileños no está ahí por casualidad, sino más bien para
crear en el lector el efecto de realidad de que Yoani Sánchez es la
nueva mártir de nuestra época, pues no hay que olvidar que casi todo el
mundo suele dar por buena la versión que ofrecen los medios y casi nadie
se habrá tomado la molestia de buscar la foto.
Entonces, ¿quién está detrás de este engaño? Se admiten apuestas.
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