19 de septiembre de 2011

Plan de Sangre y Lágrimas

La crisis económica, que estalló desde hace ya un par de años, sigue causando estragos y esparciéndose a lo largo y ancho del globo, llegando incluso a tocar las economías “solidas”, ya paso por Irlanda, Grecia, España y muchos otros países, pero ahora es el turno para Italia, el presidente Berlusconi, a adoptado un nuevo plan de reajuste económico, para solventar la deuda con el Banco Central Europeo.

Las principales medidas de el denominado plan de sangre y lagrimas, son el aumento del IVA, la felixiblizacion de los contratos labores, el recorte del presupuesto para el sector público y una serie de acciones burocráticas que afectan las negociaciones con los sindicatos, recorte en los aportes a salud, la negación o reconsideración de algunos logros conseguidos bajo la lucha obrera, además de un aumento paulatino de la edad de jubilación, parodijamente un gasto suntuario como el servicio de chofer para parlamentarios no fue tocado en esta reforma;dandose casos en que algunos parlamentarios tienen hasta 6 choferes; este proyecto fue radicado el pasado 7 de septiembre, en un parlamento cuya mayoría están del lado del gobierno, dejando claro a quien están sirviendo y a cuales intereses están respondiendo.

El proceso de aprobación de dicho proyecto o plan de ajuste era bien conocido por los trabajadores italianos, estuvieran en los sindicatos o no se convocó una movilización para el pasado 6 de septiembre, en la cual se exigía el replanteamiento de los puntos que más afectan a la clase trabajadora italiana, a pesar que las calles de Roma, Milán, Turín y otras 100 ciudades italianas, se vieron inundadas con las voces de resistencia, se paro casi completamente el transporte al interior de las ciudades, pero uno de los sectores más afectados fueron las aerolíneas, pues se tuvieron que cancelar más de 10 vuelos nacionales e internacionales; a pesar de todo esto se aprobó el plan de ajuste.

La movilización fue convocada por el sindicato CGIL el más importante en Italia; la convocatoria tuvo gran acogida pues participaron también los sectores tercerizados y empleados inmigrantes, a pesar que otros sindicatos de gran importancia en este país se negaron a participar de la movilización, alegando que no era el momento de parar el país, el CGIL, respondió diciendo “si este, no es el momento de parar entonces ¿cuándo?”; precisamente ese mismo cuestionamiento nos hacemos todos, ¿cuándo?.

Es el momento de hacer de esta luchas aisladas contra las reformas neoliberales que golpean a la clase trabajadora, una lucha real contra el capital que nos reprime, es la hora de dar una lucha articulada contra el sistema que favorece a una minoría, protegiendo su capital mientras a los pobres les quitan los pocos pesos que se ganan, ¿hasta cuándo soportaremos ser los que paguemos la crisis provocada por los ricos?

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