Mientras los funcionarios del gobierno discuten acerca de los problemas de hacinamiento en las cárceles, sin tomar medidas definitivas, la situación en las mismas es cada vez más precaria.
La cárcel de máxima seguridad, la Tramacúa en Valledupar tiene una capacidad para albergar 1.600 internos ubicados en 6 torres. Actualmente tiene una problemática muy fuerte en cuanto a condiciones dignas para el mantenimiento de la vida de sus reclusos.
Por errores estructurales desde la construcción del penal, siempre han existido fallas en el acueducto del mismo. El acceso al agua para los presos es de 5 minutos cada 48 horas, lo cual los ha expuesto a problemas de salud y a la concentración de olores fuertes, que se ha convertido en una situación insoportable. La situación de salubridad se agudiza teniendo en cuenta que en esta región del país las temperaturas oscilan entre los 38 y 42 grados. A esta problemática se suman los maltratos físicos y psicológicos a los que son expuestos, el maltrato a las personas que los visitan y la violación de su correspondencia. Denuncian también ser víctimas de aislamientos y castigos inhumanos.
A esta situación los presos no han callado, emprendiendo una serie de protestas pacíficas durante todo este año. Desde huelgas de hambre, pasando por amarrarse a las estructuras de las torres, hasta coserse la boca son los actos de resistencia que los reclusos han utilizado para evidenciar su situación y para ser escuchados.
Pero como siempre, estas protestas siempre son reprimidas. En agosto de este año, mientras los presos realizaban una protesta en la torre 2, la guardia de la cárcel sin intentar una mediación lanzó gases lacrimógenos a los protestantes. Acto seguido, los empezaron a golpear causando la caída desde una altura considerable a uno de los reclusos.
Adicional a la petición del mejoramiento de sus condiciones, exigen la presencia de la oficina jurídica de la cárcel una vez al mes y ser trasladados a centros de reclusión más cercanos a sus familias. Además, piden la extensión del horario de visita a todo el día, pues actualmente es de 4 horas que resultan siendo dos por la espera.
Esta es la situación de la cárcel de la Tramacúa, que se replica en muchos otros centros penitenciarios del país. No se debe olvidar que los presos también tienen derecho a una vida y trato digno y que los abusos contra ellos deben ser condenados y repudiados.
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